LONDRES.- El director del portal de filtraciones WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, alertó hoy de que el caso de Julian Assange demuestra que Estados Unidos puede perseguir judicialmente a «cualquier periodista del mundo» si considera que sus informaciones van «en contra de sus intereses».
Assange se encuentra en la prisión británica de Belmarsh desde el 1 de mayo de 2019 mientras espera el resultado del proceso de extradición a Estados Unidos, donde puede afrontar hasta 175 años de prisión por espionaje e intrusión informática, según recalcó hoy en un encuentro virtual con periodistas Jennifer Robinson, parte del equipo legal del activista.
Una jueza de la Corte de Magistrados de Westminster rechazó en enero la extradición por motivos de salud y por riesgo de suicidio del activista australiano, pero Washington ha recurrido esa decisión y será el Tribunal Superior el que decida su futuro.
Esa primera denegación de la extradición se produjo debido a las «condiciones médicas particulares (de Assange), las condiciones de su estancia en prisión y su riesgo de suicidio», pero la juez falló «en contra de los argumentos sobre libertad de expresión y derecho a un juicio justo» en Estados Unidos, advirtió Robinson.
«Incluso si Julian es liberado, eso no terminará con el peligro que se cierne contra todos los periodistas del mundo», dijo por su parte Hrafnsson.
Si un periodista «decide informar sobre cuestiones de seguridad nacional que Estados Unidos considere que van en contra de sus intereses, puede ser cazado en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo», esgrimió.
El director de WikiLeaks resaltó además que si Assange es extraditado no se beneficiará de las protecciones legales que otorga la Constitución estadounidense a los nacionales de ese país.
«Es algo terrorífico para todos los que no tenemos un pasaporte estadounidense. Este tipo de mensaje se envía deliberadamente a fin de poner restricciones a todos los periodistas del mundo que no son estadounidenses y decirles que deberían dejar de informar sobre ciertas cuestiones», declaró Hrafnsson.
Robinson reiteró la petición de que la Justicia británica deje en libertad a Assange mientras se dirime el caso de extradición.
El activista australiano «no ha visto a sus hijos ni a su pareja desde octubre», ni ha podido abrazar a ninguno de ellos desde hace más de un año debido a las restricciones impuestas en la prisión por la pandemia de coronavirus, lamentó la abogada.
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