Emplazado a explicar los orígenes del déficit fiscal de 187 mil millones de pesos que proyectan para este año las finanzas del gobierno, y que se acumuló en su gestión, el expresidente Leonel Fernández, se dirigió al país y en sus explicaciones dejó algunas cosas muy claras:
1- déficit fiscal no es sinónimo de fraude fiscal ni de malversación de recursos del Estado;
2- Esos recursos no se esfumaron sino que se sabe donde se invirtieron: 141 mil de los 187 mil están en las consecuencias de las crisis bancaria del 2003, que entre lo entregado en 2012 al Banco Central y sus pérdidas operativas hay 49 mil, que en el hoyo eléctrico se proyectaron 11mil y se terminará aportando 51 mil y que hubo una baja en las recaudaciones por el orden de los 40 mil, que en esos tres renglones están los 141 mil que sumados a los 46 mil en obras de infraestructura contempladas en el Presupuesto, dan la suma de los 187 mil.
Para contextualizar el hecho de que el déficit es una medida de política fiscal citó lo que está ocurriendo en países desarrollados y subdesarrollados, muchos con déficits más elevado que el dominicano, e incluso demostró que en ningún país se aspira en estos momentos al cero déficit sino a limitarlo como lo quiere hacer Alemania para solo permitir un nivel de déficit no mayor del 3% del PIB.
Leonel Fernández tenía que hablar no sólo para salirle al frente a una despiadada campaña de insultos y descalificaciones que le afecta como presidente y líder del Partido de la Liberación Dominicana, como expresidente de la República, y como el líder político más consolidado del país, que en esas calidades podía sentarse a aguardar, a sabiendas de que se tratan de nubes pasajeras que el tiempo despeja, el que no podía darle un minuto más a las calumnias era el hijo, esposo y padre de familia, presentado en las redes y en medios nacionales e internacionales como un saqueador del patrimonio público.
Lo hizo y su discurso caló en esa inmensa mayoría de dominicanos que les han respaldado en las urnas las tres veces que ha corrido tras la presidencia de la República, pero como ya daba para poco la campaña que ha querido satanizarle estableciendo equivalencia entre déficit y estafa fiscal, lo que más exigían explicaciones se negaron a escucharlas y la noche en la que el doctor Fernández hablaba, se la pasaron preguntando qué ¿dónde estaba el presidente Danilo Medina?
Y yo les respondo: en lo que tiene que estar, cumpliendo con la misión que el electorado le encomendó en la primera ronda de votación el pasado 20 de mayo, y que fueron asumidas a partir del 16 de agosto: gobernando para corregir lo que esté mal, para continuar lo que esté bien y hacer lo que nunca se hizo.
Mientras preguntaban por él, lo vi en Puerto Plata, dando su espaldarazo a dos proyectos del sector privado que marcarán el relanzamiento de Playa Dorada y que acumularán una inversión superior a los cuatro mil millones de pesos, el país lo vio aperturando la Ventanilla Única de Inversiones y publicando el decreto de las titulaciones masivas de las familias con viviendas en terrenos del Estado; pero también mejorando la calidad del gasto al disponer que Promese sea el suplidor de medicamentos todos los hospitales públicos… y me quedo corto.