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“Creámoslo o no, Dios nos habla”

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

No es importante que religión profesamos, o cual practicamos. No importa si somos ateos o no, yo siempre digo que lo más grande que Dios nos ha dado es la libertad, de mí depende el uso que voy a hacer de la misma. De mí depende si creo en Él o no, yo, y esta es una opinión muy personal, creo que Dios es él todo en la vida, por lo menos lo es en la mía, y soy muy feliz sabiéndolo.

Creo también firmemente que Dios nos habla a través de las cosas que nos suceden en nuestra vida y de las personas que a diario entramos en contacto con ellas, lo que pasa es que nosotros tenemos que aprender a escuchar la voz de Dios en los acontecimientos que nos suceden a diario, ahora de que Dios nos habla eso es una realidad, créalo o no.

Quiero contarles una historia que leí una vez y que llevaba por titulo “Dios habla aun con las personas”. Y dice así: “Un joven que vivía una vida llena de inquietudes espirituales fue invitado a una reunión de estudio de la Biblia en la residencia de un matrimonio amigo. Era jueves en la noche. El matrimonio dividió el estudio entre oír a Dios y obedecer la palabra del Señor. El joven no podía dejar de querer saber si Dios aun hablaba con las personas. Después del estudio, él salió para tomar un café con los amigos que estaban en la reunión familiar, y discutían un poco más sobre el mensaje de esa noche. De formas diversas ellos hablaban cómo Dios había conducido sus vidas de maneras tan diferentes. Eran aproximadamente las 10:00 PM. Cuando el joven se despidió de sus amigos y comenzó a dirigirse a su casa. Sentado en su automóvil, comenzó a pedir: Dios, si aún hablas con las personas, habla conmigo. Yo te escuchare. Haré todo para obedecerte. Mientras conducía por la avenida principal de la ciudad, tuvo un pensamiento muy extraño, como si una voz hablase dentro de su cabeza: Para y compra un frasco de leche. Él movió su cabeza y dijo en voz alta: Dios, ¿Eres tu, Señor?. No obtuvo respuesta y continuó dirigiéndose a su casa. Sin embargo, nuevamente, surgió el pensamiento: Compra el frasco de leche. El joven pensó en el pasaje de la Biblia que habla de Samuel y cómo él no reconoció la voz de Dios, y cómo Dios habló con Samuel. ¡Muy bien, Dios! En caso de ser el Señor, voy a comprar la leche. Esto no parece ser una prueba de obediencia muy difícil. Total, uno podrá también usar la leche. Así que paró, compró la leche y reinició su camino a casa. Cuando pasaba por la Séptima Avenida, nuevamente sintió un pedido. Gira en aquella calle. Esto es una locura, pensó y pasó de largo la Avenida. Nuevamente sintió que debería haber girado en la Séptima Avenida. En el siguiente retorno, él giró y se dirigió por la Séptima Avenida. Medio bromeando dijo en voz alta: Muy bien, Dios lo haré. Siguió avanzando por algunas cuadras cuando de repente sintió que debía parar. Se detuvo y miró a su alrededor. Era un área mixta comercial y residencial. No era la mejor área, más también no era la peor de la vecindad. Los establecimientos estaban cerrados y la mayoría de las casas estaban oscuras, como si las personas ya se hubieran ido a dormir, excepto una del otro lado de la calle que estaba cerca. Nuevamente, sintió algo, ve y dale la leche a las personas que est160n en aquella casa del otro lado de la calle. El joven miró la casa. Comenzó a abrir la puerta de su auto, pensó, se volvió a sentar. ¡Señor, esto es una locura!, ¿Cómo puedo ir a una casa extraña en medio de la noche?. Una vez más sintió que debería ir a dar la leche. Finalmente, abrió la puerta, muy bien, Dios, si eres el Señor, iré y entregaré la leche a aquellas personas. Si el Señor quiere que yo parezca un loco, muy bien. Yo quiero ser obediente. Pienso que esto va a contar para algo; sin embargo, si ellos no responden inmediatamente, me iré en el mismo acto. Atravesó la calle la calle y toco el timbre. Pudo oír un barullo viniendo desde dentro, parecido al llanto de una criatura. La voz de un hombre sonó alto: ¿Quién está ahí?, ¿Qué quiere?.

La puerta se abrió antes que el joven pudiera huir. De pie, estaba un hombre vestido de jeans y camiseta. Tenía un olor extraño y no parecía feliz de ver a un desconocido de pie en su puerta. ¿Qué pasa? El joven entrego la botella de leche, y le dijo: Compre esto para ustedes. El hombre tomó la leche y corrió hacia adentro hablando alto. Después una mujer pasó por el corredor cargando la leche en dirección a la cocina. El hombre la seguía, sosteniendo en brazos una criatura que lloraba. Lagrimas corrían por el rostro del hombre y luego comenzó a hablar, medio sollozando: Nosotros oramos, tenemos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se nos había acabado. No teníamos más leche para nuestro bebe. Apenas ore le pedía a Dios que me mostrase una manera de conseguir leche. Su esposa grito desde la cocina: Pedía Dios que me mandara un ángel con un poco de leche para mí bebe. Usted es un ángel. El joven tomó su cartera y sacó todo el dinero que había en ella y lo colocó en las manos del hombre. Se dio media vuelta y se fue a su vehículo, mientras las lágrimas chirrían por sus mejillas. Él experimentó que Dios, todavía responde los pedidos de los justos”.

Recuerda siempre esto: Dios sigue hablándonos hoy a través de las cosas que suceden a diario en nuestra vida, si tú estás leyendo este escrito, es porque Dios te ha hablado.

Termino con estas palabras tomadas del Libro 1 de Samuel Capitulo 3, Versículos 9 y 10, y dice así: “Elí dijo a Samuel. Ve a acostarte, y si alguien te llama, tú dirás: Habla, Señor, que tu servidor escucha. Y Samuel fue a acostarse en su sitio. Entonces vino el Señor, se detuvo, y llamó como las otras veces:

¡Samuel, Samuel!. El respondió: Habla, porque tu siervo escucha”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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