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“Un Verdadero Amigo”

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hace algún tiempo llego a mis manos un libro que lleva por título Versos Sencillos del prócer de la libertad  cubana José Martí.

En el mismo pude leer un poema que dice en una de sus estrofas: “Tiene el leopardo un abrigo en su monte seco y pardo, y yo tengo más que el leopardo, porque tengo un buen amigo”.

Ciertamente el que tiene un buen amigo tiene un gran tesoro, y no hay dinero en el mundo que pueda comprar una verdadera amistad. Muchas veces los verdaderos amigos son mas parte de nuestra familia que los propios familiares nuestros, pues están a nuestro lado en los momentos difíciles y tristes que nos trae la vida, cuando muchos que comparten nuestra propia sangre no lo están.

Hace unos días leí la historia de un gusano y un escarabajo que eran fieles amigos y la quiero compartir con todos Ustedes. Cuenta esta historia que un gusano y un escarabajo eran amigos y se pasaban charlando largas horas. El escarabajo estaba consciente de que su amigo el gusano era muy limitado en movilidad, tenía visión muy restringida y era muy tranquilo y pasivo comparado con los escarabajos.

El gusano, por su parte, estaba muy consciente de que su amigo el escarabajo venía de otro ambiente, y de que, en comparación con los gusanos de su especie, comía cosas desagradables, era muy acelerado, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez.

Un día la compañera de vida del escarabajo le cuestionó a este su amistad con el gusano, preguntándole cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro de un ser tan inferior, un ser tan limitado en sus movimientos…y porqué seguía siendo amigo de alguien que ni siquiera le devolvía los saludos efusivos que él le hacía desde lejos. Pero el escarabajo estaba consciente de que, debido a lo limitado de su visión, el gusano muchas veces ni siquiera veía que alguien lo saludaba, y si acaso llegaba a notarlo, no distinguía si era o no el escarabajo, y por ello no contestaba el saludo. Sin embargo, el escarabajo calló  para no discutir con su compañera. Fue tanta la insistencia de la escarabaja y tantos sus argumentos cuestionando la amistad que su compañero mantenía con el gusano que el escarabajo decidió poner a prueba esa amistad alejándose del gusano para esperar a que éste lo buscara. Paso el tiempo, y un día llego la noticia de que el gusano estaba muriendo, pues su organismo se había resentido por los esfuerzos que cada día hacía para ir a ver a su amigo el escarabajo y, como no lo conseguía durante toda una jornada diurna, el gusano tenía que devolverse sobre sus pasos para pasar la noche en el refugio de su propia casa. Al saber esto, el escarabajo, sin preguntarle a su compañera, decidió ir a ver al gusano. En el camino se cruzó con varios insectos que le contaron de las diarias e infructuosas peripecias del gusano para ir a ver a su amigo el escarabajo y averiguar qué le había pasado. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir a buscarlo, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque de las hormigas y así sucesivamente.

Por fin llegó el escarabajo hasta el árbol donde yacía el gusano esperando ya el momento final. Y al verlo a su lado, el gusano, apenas con un hilo de vida, le dijo al escarabajo cuánto le alegraba ver que se encontraba bien. Sonrió por última vez, se despidió de su amigo y murió sabiendo que nada malo le había pasado a éste.

Mis amigos, hay unas cuantas lecciones que debemos de aprender cada uno de nosotros de esta historia. La primera, es que la amistad está en cada uno de nosotros y no en los demás. Si la cultivamos en nuestro propio ser, encontraremos el gozo del amigo. La segunda, es que ni el tiempo ni la distancia son factores que destruyen una amistad. Lo que la destruyen son nuestras dudas y nuestros temores. La tercera es que el correr del tiempo no condiciona las amistades. Tampoco lo hacen las diferencias de raza, ni las limitaciones propias o ajenas. Cuarta y última es que cuando perdemos a un amigo, una parte de nosotros se va con él. Las frases, los temores, los gestos, las alegrías e ilusiones,…todo lo que juntos compartimos con el tiempo de amistad, desaparece.

 Hay una canción del gran canto autor recordado por todos Facundo Cabral que dice: “Cuando un amigo se va queda un espacio vació que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”.

Un verdadero amigo es el que reconoce las riquezas de aquel que es diferente a él, y aún siendo así está dispuesto a compartir sus ideales, alegrías, y temores.

Querido amigo que en estos momentos estás leyendo este articulo, no sé si tu eres el gusano y yo el escarabajo, o al revés, pero seguro que somos distintos y que nos movemos en planos diferentes. Yo, aunque sea el gusano, te seguiré buscando día a día; pero si fuera el escarabajo, no prestare nunca oído a las críticas, vengan de donde vengan. Si yo fuese el gusano ignoraré lo grotesco que me puedas parecer. Si fuese el escarabajo haré uso de mis habilidades para servirte.

 

Termino con algo que dijo la Madre Teresa de Calcuta y fue: “Voy a pasar por esta vida una sola vez. Cualquier cosa buena que yo pueda hacer o alguna amabilidad que pueda hacer a algún humano, debo hacerla ahora, porque no pasare de nuevo por aquí”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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