Es grave la denuncia documentada del senador opositor que reveló que la vocera del presidente Abinader, Milagros Germán, pagó tres y medio millones de pesos a un asesor en su propia área de supuesta competencia. Su airada respuesta, “no todos somos iguales”, revela un prejuicio muy arraigado de la jefe de comunicaciones gubernamentales y otros funcionarios.
Es el dolín de antiguos perredeístas, arrastrado por dos décadas, por el éxito gubernamental de rivales peledeístas. Muchos izquierdosos desertores del viejo PRD son de extracción socioeconómica más baja que quienes siguieron con el PRD y el PRM. Por eso se regodean en llamarles “chancletuses” o estrujarles su mejoramiento social.
Aparte de revelar que ella “es mejor” (no más honesta, capacitada, eficiente ni mejor ciudadana, sino “mejor”…), la señora Germán insulta a su antecesor (¿por qué ahora y no antes?) imputándole irregularidades, ¿”peores” que las suyas? Esa actitud de claque o “clique” de secundaria, de risitas cómplices porque fulanito no es chévere, explica tanto flagrante e ineficaz farandulismo. Es penoso ese karma restándole al presidente Abinader.
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