SANTO DOMINGO.- Existe una enfermedad crónica que afecta el control de los músculos necesarios para moverse, hablar, comer y respirar. No hay cura para esta condición normal. Estamos hablando de la esclerosis lateral amiotrófica.
Hoy se celebra el día mundial de este padecimiento y dentro de sus principales signos y factores de riesgo se destaca que es una enfermedad progresiva que afecta a las neuronas en el cerebro y la médula espinal, causando la pérdida del control muscular.
En un principio, la ELA suele manifestarse en las manos, los pies o las extremidades y luego se extiende a otras partes del cuerpo. A medida que el cuadro avanza y las neuronas se destruyen, los músculos se debilitan. Con el tiempo, esto impacta notablemente la calidad de vida de quienes la padecen. Dado el carácter progresivo e incurable de esta enfermedad, las personas evolucionan hasta la parálisis completa.
Los síntomas pueden variar de una persona a otra, y la progresión de la enfermedad también puede diferir en cada individuo.
Entre los signos iniciales de esta condición se encuentran:
-Dificultad para caminar o realizar actividades diarias normales
-Tropezones y caídas
-Debilidad en las piernas, los pies o los tobillos
-Debilidad o torpeza en las manos
-Dificultad para hablar o problemas para tragar
-Calambres musculares y espasmos en brazos, hombros y lengua
-Llanto, risa o bostezos inapropiados
-Cambios cognitivos y de comportamiento
Hasta que ya el paciente se encuentra totalmente inmóvil, sin poder hablar ni expresarse físicamente.
Sin embargo, en esta enfermedad no se comprometen la sensibilidad, la visión, el oído, el gusto, el olfato, la inteligencia ni la capacidad de prestar atención. De hecho, se conserva la lucidez aún en las etapas más avanzadas de la enfermedad, cuando ya el paciente se encuentra en parálisis completa. Lo que hace esta condición aún más dolorosa y agobiante para los familiares y quienes la padecen.
Del 5 % al 10% de las personas heredan la esclerosis lateral amiotrófica. Se desconoce la causa en el resto de las personas.
La ELA se diagnostica regularmente con un examen fisioneurológico; o resonancia magnética de cerebro y columna con contraste.
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