La calamidad del mal servicio

José Báez Guerrero.

Hay muchos asuntos que irritan a los ciudadanos pero quizás ninguno sea tan terrible como saber que uno paga un servicio caro y malo a un negocio cuyo dueño es el hombre más rico del mundo.

En efecto, es un asunto perfectamente demostrable, si Indotel tuviera los pantalones para publicarlo, cómo la calidad del servicio de teléfonos, Internet, celulares y demás que ofrecía la antigua Codetel, que era una subsidiaria de Verizon, ha decaído tras caer en manos del multimillonario azteca.

Ya antes dije, y al parecer molestó al preboste del campamento local, que no es lo mismo un “roast-beef” que una chimichanga, pero la verdad que el irrespeto por los clientes está alcanzando unos niveles nunca antes visto en el negocio de las telecomunicaciones.

Les cuento que la semana pasada padecí en mi casa una interrupción de casi dos días del servicio de Internet, y cuando mi hijo llamó para reportarlo encontró unos ejemplos de insolencia realmente absurdos, al punto que un empleado trataba de no decirle cuál es su nombre. Para lograr re-establecer el servicio, hubo que molestar a altos ejecutivos rogándoles que por favor tuvieran piedad.

Dado que anteriormente y por 17 años fui de los principales contratistas de la empresa antecesora de Claro, de la cual la mayoría de los dominicanos estuvimos justificadamente orgullosos por muchos motivos, quiero decirles a mis lectores que mis críticas no son porque quiero anuncios ni contratos. De hecho, a ese tipo de clientes los rechazo. A ellos les consta.

Sólo aspiro a recibir el servicio caro contratado por el cual bien pago; nada más, pero nada menos. Aclarada la duda, ¿cómo es posible que una empresa ordeñe a todos sus clientes sin un mínimo de respeto por la calidad o continuidad del servicio? ¿Cómo es que un servicio de televisión por cable tres, cuatro o cinco veces al día sea interrumpido por deficiencias del sistema? ¿Cómo es que el Internet padece interrupciones propias de países del sub-Sáhara, cuando anteriormente aquí nos ufanábamos de que las telecomunicaciones era tan buenas o mejores que en Estados Unidos?

El cambio de paradigma, y de modelo de negocios, del líder de las telecomunicaciones en el país, ha sido catastrófico. Los “chimichangas” sólo quieren exprimir cada pesito que puedan de este mercado, y a juzgar por su actitud, no importa lo que pensemos de ellos.

José Báez Guerrero
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