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Mis cuatro encuentros con el presidente Jimmy Carter

Enfoque

"Los intercambios son muy importantes, porque refuerzan nuestra imagen alrededor del mundo. Son una demostración de paz y no de guerra.

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1. Gobernador de Georgia en 1972.

2. Presidente de Estados Unidos en 1976.

3. Junto al Presidente Balaguer en 1977.

4. Observador Electoral en 1990.

Por Víctor Manuel Grimaldi Céspedes

Siendo un desconocido para los 200 millones de norteamericanos, Jimmy Carter decía en 1972 que el gobierno federal no expresaba desde Washington el verdadero sentir del pueblo de los Estados Unidos en favor de la América Latina.

Eran los días en que se incubaba en la cabeza del entonces gobernador del estado de Georgia el plan para postularse a la presidencia de su país.

Conocí a James (Jimmy) Earl Carter a mediados de junio de 1972, y quedé impresionado por su personalidad y el interés que demostró por la América Latina ante un grupo de periodistas de Venezuela, Brasil, Colombia, Panamá, Honduras, El Salvador y la República Dominicana.

Me dijeron luego de la entrevista realizada en el capitolio de Atlanta que Carter aspiraba a obtener en años futuros la nominación por su partido, el Demócrata, y en verdad que me era dificultoso imaginármelo como candidato presidencial.

¿Cómo es posible que un hombre desconocido en todo el territorio norteamericano se crea capaz de desafiar a tantos aspirantes al máximo cargo ejecutivo? Era lo que yo, un joven periodista de 22 años, entonces pensaba.

Mostraba aquella vez el gobernador Cárter una brillante personalidad, pero en definitiva parecía otro de tantos aspirantes.

El Departamento de Estado Nos Invitó.

Invitado por el Departamento de Estado para observar el proceso de las elecciones primarias junto a otros periodistas latinoamericanos, me encontraba sentado frente a frente a Jimmy Carter tratando temas de interés para la región.

Carter habló con nosotros en un español más o menos claro.

Se interesó por establecer lazos comerciales y amistosos entre Georgia y los países vecinos y finalmente concluí invitándolo para que visitara a la República Dominicana.

En realidad fuí el único que le hizo la invitación, de contenido cortés y protocolar, y el 26 de julio de 1972 me envió una carta agradeciéndome dos reportajes que escribí y le envié a mi regreso a Santo Domingo.

Jimmy Carter era un político anónimo para la mayoría del pueblo norteamericano en 1972. Pero sus declaraciones
eran periodísticamente interesantes para nosotros.

El entonces gobernador del estado estadounidenses de Georgia se quejó de que el gobierno de Richard Nixon, quien sería luego reelecto ese año de 1972 en una votación abrumadoramente superior sobre el demócrata George McGovern, estaba relegando a un segundo plano la América Latina.

«En mi opinión» dijo entonces Jimmy Carter, “nuestro propio gobierno no expresa el sentir popular del pueblo norteamericano en favor de América Latina. Mi partido, el Demócrata, tiene gran interés en América Latina».

¿Y a qué se debía esa atención prestada por Carter a la región?

“Los rusos, los japoneses, los franceses y los alemanes tienen ahora más interés que nosotros en incrementar el intercambio comercial y cultural América Latina», nos dijo el futuro presidente electo en 1976.

Carter sentía en 1972 que Estados Unidos estaba siendo desplazado de la región.

En sus diligencias por la reelección en 1972 -para ser destituído por ironía de la historia dos años después-, el presidente Richard Nixon había promovido en 1972 un acercamiento de los Estados Unidos con China y la Unión Soviética.

Jimmy Carter comentó esos movimientos de Nixon, y en nuestra entrevista expresó:
«Es necesario mantener comunicación con los países comunistas, pero necesitamos indicar siempre que el interés más importante para nosotros es con nuestros vecinos”.

«Yo tengo más interés en Brasil, Argentina y México que en Rusia y China”, dijo el gobernador Carter. A seguidas elogió lo que denominó el «interés suficiente» por Latinoamérica que tuvo el malogrado presidente demócrata
John F. Kenredy a través de la Alianza para el Progreso.

Carter habló también de «ayudar a los países pequeños» que a su juicio “necesitan
comprar y vender más» como los otros, y propuso un intercambio entre Georgia y la región latinoamericana.

A su juicio, la «ayuda» no debe ser una dádiva y tiene que manifestarse en intercambios de amistad, de estudiantes, hombres de negocios, grupos culturales y sociales.

«Los intercambios son muy importantes, porque refuerzan nuestra imagen alrededor del mundo. Son una demostración de paz y no de guerra.

Carter aseguró en el encuentro con los periodistas latinoamericanos realizado en su propio despacho el deseo de que la próxima administración que asumiera en enero de 1973 en Washington tuviese como una de sus metas el restablecimiento de la atención hacia América Latina.

Terminó deseando «libertad y vida mejor para nuestros pueblos», un propósito que a cuatro años de aquel encuentro en Atlanta queríamos que llegara tener vigencia si el ex gobernador de Georgia resultaba electo el 2 de noviembre de 1976 como presidente de su país.

(El texto anterior es la transcripción con precisones de un artículo que publiqué con mi firma en el vespertino La Noticia de fecha 24 de octubre de 1976, Página 19. Además estaba ilustrado con una fotografía del grupo de periodistas y el gobernador de Georgia, además de la carta en inglés con su firma que Carter me envió.)

Colofón

A la semana siguiente se celebraron las elecciones en las cuales Carter derrotó al presidente Gerald Ford, quien ejercía el cargo de presidente desde la renuncia de Nixon en agosto de 1974. Ford era el líder del Partido Republicano en la Cámara de Representantes hasta octubre de 1973, cuando sustituyó al renunciante vicepresidente Spiro Agnew. La administración Nixon entró en decadencia luego del escándalo Watergate investigado por un Comité del Senado en 1973.

En noviembre de 1976 después del triunfo de Carter la oficina de prensa del equipo de transición a cargo de Jody Powell me dio el visto bueno para pasar unos días en Plains, Georgia, y allí por segunda ocasión pude ver a Carter. Presidente electo, ya tenía él posibilidades de aplicar las ideas que nos expresó en 1972.

En 1977 en los Jardines de la Casa Blanca por tercera vez lo vería personalmente una tarde del mes de septiembre cuando recibió para una conversación privada al presidente Joaquín Balaguer, quien estuvo en Washington en las ceremonias de firma de los Tratados para la devolución del Canal a Panamá en 1999.

Carter fue el presidente que le dio un giro a la política exterior de los Estados Unidos en la América Latina. Desde 1977 empezaron a desaparecer las dictaduras militares. Su Presidencia hizo posible el cambio de gobierno hacia la democracia en nuestro país en 1978.

En 1990 y 1996 vino como observador electoral al país.

Ya como ex presidente estuvo como observador en las elecciones de 1990 en que la oposición acudió muy fraccionada y facilitó la permanencia del presidente Balaguer. Ésa vez le entregué con una dedicatoria mi libro sobre la Intervención Norteamericana de 1965 en República Dominicana.

Luego en 1996 Carter y su organización fueron testigos en el país del proceso electoral que unificó a Juan Bosch y a Joaquín Balaguer para apoyar el triunfo del doctor Leonel Fernández frente a José Francisco Peña Gómez.

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