Tras las elecciones primarias del PLD, Leonel Fernández debe serenarse, ponderar los hechos con objetividad y admitir su derrota. Nació en la pobreza, pero es inteligente. Por sus habilidades, ha tenido acceso a recursos que le permitieron cambiar su vida, vive en la riqueza.
Ganó la confianza de Bosch; tiene las riendas del PLD en sus manos, desde décadas; ha sido presidente de la República por doce años; es dueño de la Fundacion Global, que le permite estar cerca de ricos y “conceptualizar” en organismos internacionales sobre como arreglar el mundo; viaja mucho. Ha logrado sus sueños personales.
Lamentablemente, no ha logrado los sueños del pueblo. Del lema del PLD “servir el partido para servir el pueblo” ha conseguido la primera parte, servir la cúpula de su partido. Se espera que algún día sirva al pueblo, a los pobres. ¿Lo hará si vuelve a ser presidente de la República?
Se presento como precandidato a las primarias organizada por la JCE; creía que arrasaría, pero se ha llevado tremenda sorpresa: fue derrotado por Gonzalo Castillo. ¿Quién es? Un peledeista, prácticamente desconocido, muy trabajador, bien intencionado, que adora las visitas sorpresas a las comunidades, que habla sin temor de sus orígenes y quien hace apenas dos meses lanzó su precandidatura.
Gonzalo ganó las primarias al poderoso Leonel. No acepta la derrota; está sorprendido; dice que hubo fraude, pide que se anulen. Su batallón lo apoya, dentro de ellos Roberto Rosario, pasado presidente de la JCE y conocedor de la triquiñuelas que se pueden esgrimir; pero la mayoría del PLD, de diversas instituciones, empresarios, etc. dicen que la JCE organizó un proceso confiable y transparente.
Leonel tiene derecho al “pataleo” pero las consecuencias pueden ser desastrosas para él, su partido y la nación. ¡Qué pena que no aceptara su derrota de inmediato! hubiese dado señal de demócrata, que no está obsesionado con el poder; lo hubiese elevado ante la nación. Ahora, no solo perderá las elecciones, sino que dejará de ser un parámetro con credibilidad. La ambición “rompe el saco”. Salió de la pobreza, obtuvo poder, prestigio y la oportunidad de ayudar los infelices, pero cual ídolo de pie de barro, con sus últimas actuaciones, se está desboronando como por inercia.
Leonel reacciona; apoya a Gonzalo y entrega las riendas del PLD a alguien capaz de conducirlo para elevar el nivel de vida de toda la población, especialmente de los pobres. Delega, hay lideres talentosos, esperando oportunidades; confía en la nueva generación. Solo Dios sabe lo mucho que deseo el desarrollo armónico, equilibrado, del país, donde los jóvenes puedan hacer realidad sus sueños.
¡Adelante, Leonel! está a tiempo de sacar lo mejor de tu interior. No te dejes llevar por los apasionamientos propio de estas contiendas, hacen perder el camino, la visión del líder. No lance tus méritos al zafacón; hay un pueblo que observa y muchas veces, los malvados, buscando sus intereses, se disfrazan de ángeles para hacer fracasar.
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