El Informe con Alicia Ortega realizó una entrega especial, con motivo de que el 12 de enero se cumplirán 15 años desde el trágico día en que Haití fue sacudido por un terremoto de 7.3 grados en la escala de Richter.
Se trató del mayor temblor de la región de los últimos dos siglos y dejó un saldo de más de 300 mil personas fallecidas, aparte de los heridos y más de un millón de personas sin hogar.
Estos son algunos de los testimonios que vivió un grupo compuesto por decenas de dominicanos que fueron testigos de excepción, al ayudar en las tareas de rescate, en las labores de salud y en la rehabilitación de menores.
César Roque: «La tragedia de Haití en 2010, un desafío médico sin precedentes»
A 15 años del devastador terremoto que sacudió Haití el 12 de enero de 2010, César Roque, director del Hospital Traumatológico Darío Contreras, revive la tragedia que marcó su carrera médica.
Roque, quien en ese entonces era jefe del Departamento de Ortopedia en el Hospital de las Fuerzas Armadas, fue uno de los primeros médicos en llegar a Haití. «Nunca había visto algo así en mis 40 años de carrera médica. La magnitud del desastre fue indescriptible», recuerda. «Tuvimos que convertir un estadio de fútbol en un hospital improvisado, donde realizamos más de 300 amputaciones en una semana, la mayoría de ellas a niños, debido al colapso de sus escuelas», relata.
El doctor Roque describe el horror de ver a niños atrapados y las terribles lesiones que no podían salvar. «Las fracturas expuestas, los grandes sangrados, las amputaciones… las víctimas llegaron con lesiones tan graves que nuestro libro de traumatología parecía entero. Fue una situación desesperante», añade, recordando cómo, pese a las adversidades, el equipo médico dominicano logró salvar vidas con los recursos limitados que tenían.
Luis Mora: «La valentía de un equipo canino en Haití»
Luis Mora, miembro de la Unidad Nacional de Respuesta Inmediata de la República Dominicana, fue testigo de las escenas más aterradoras tras el terremoto. Al recibir la alerta, Mora se unió a los equipos de rescate que viajaron al vecino país para salvar a los sobrevivientes entre los escombros.
«Estábamos acostumbrados a terremotos, pero nunca a uno de esa magnitud. Al llegar a Haití, la escena era apocalíptica. Había niños atrapados en edificios, personas pidiendo ayuda, y los escombros cubrían todo a su paso», recuerda Mora. «Lo más difícil fue ver a aquellos que no pudimos salvar. A veces, llegábamos tarde, y aunque lo intentábamos, los cuerpos ya no respondían», confiesa, aún conmovido por los recuerdos de esos días.
Mora fue parte de la unidad que trabajó durante semanas en la recuperación de víctimas. En sus palabras, los riesgos fueron inmensos, pues las réplicas continuaban sacudiendo la tierra. «Durante la extracción de personas, tembló de nuevo. Fue una experiencia aterradora, no sabíamos si el suelo seguiría cediendo», agrega. La valentía del equipo y la fortaleza para seguir adelante en medio de un desastre tan devastador fueron claves en la misión.
Carlos Gómez: el testimonio de un rescatista en un país devastado
Carlos José Gómez, miembro de la Unidad Nacional de Respuesta Inmediata de la República Dominicana, también vivió el terremoto en Haití de manera única. Gómez formó parte del grupo de rescate que, tras el temblor, viajó al país vecino para ayudar a las víctimas. Recuerda que, al principio, no esperaba encontrar semejante devastación.
«Cuando llegamos a Haití, la primera misión fue un rescate en una zona donde varios dominicanos habían muerto. Fue un shock. Recuerdo claramente cómo, a pesar de los esfuerzos, solo pudimos rescatar a una persona con vida. Las horas siguientes fueron una carrera contra el tiempo», señala Gómez.
El equipo de rescate dominicano pasó 22 días en Haití, enfrentando condiciones extremas y trabajando sin descanso. Gómez relata cómo fue testigo de escenas aterradoras, como el colapso de escuelas con niños atrapados. «Era imposible no sentirse conmovido, sobre todo como padre. Ver tantos niños atrapados, luchando por sobrevivir, fue una de las experiencias más dolorosas de mi vida», explica con voz quebrada.
A pesar de las dificultades, Gómez destaca la importancia de la unidad y el esfuerzo conjunto. «Los rescates eran complicados, las condiciones de visibilidad eran malas, pero no pensábamos en nada más que en salvar vidas. Esa fue nuestra misión», concluye.
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