Una obligada reflexión sobre la crisis de valores que corroe la sociedad dominicana es lo que podría dejar en el lector la novela A la vista del tamarindo del joven narrador y educador César Espinal Rijo, quien trilla un camino temático muy en boga entre los escritores de su generación que insisten en construir personajes caracterizados por las miserias espirituales propias de la denominada Era Posmoderna.
Nacido en el municipio San Rafael del Yuma, de la provincia La Altagracia en 1978, Espinal Rijo describe el drama de familias rotas por la infidelidad de los cónyuges, con la letal intriga de la mujer despechada que revela al marido cornudo la traición de la pareja en el momento que el amante furtivo es el esposo de la denunciante, provocando un crimen de los que ahora llaman “feminicidio”.
Como si el autor buscara emular al Sartre de La Náusea, al Camús de El extranjero o a otros exponentes del existencialismo, ninguno de los personajes discurre liberado angustia interior. Pedro, quien comienza una vida estable con su mujer María concluye “instalándole una segunda base” que extingue la paz del hogar. Juan, el compadre y ayudante en las faenas agrícolas mata a Carmen, la pareja que sorprende en adulterio, mientras que el haitiano Tabó sufre la prisión de la concubina que pervierte en ceremonias lésbicas junto a otra compañera las niñas del albergue patrocinado por voluntarios católicos.
A la sombra del tamarindo crea expectativas favorables en torno a futuras producciones del novel escritor, ya que el texto logra cautivar el interés desde la primera hasta la última página, y es evidente que oportunas correcciones en lo que respecta a los nombres de los protagonistas facilitarían el deleite de su lectura en nuevas ediciones.
Drogas, viajes ilegales, delincuencia, inseguridad y falta de fe compiten en la novela con la esperanza de un retorno a la utopía por una sociedad más ética y solidaria.
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