Poetas dominicanos, españoles y de diversas naciones latinoamericanas coinciden en esta selección de textos publicada por el Ateneo Insular Internacional que preside el escritor Bruno Rosario Candelier. Intelectuales de todas las épocas se han referido a lo que estima como “muy delicada” la tarea de conformar una antología, con la advertencia de que con facilidad se cae en la injusticia, con el riesgo de que “no estén todos los que son”, mientras se incluyan figuras por la cercanía afectiva con los editores.
Rosario Candelier y Ramón Antonio Jiménez, antologistas, explican en su “panorámica” introductoria que A la zaga de su huella se trata “de una muestra de las más representativas voces ceñidas a los lineamientos estéticos del Movimiento Interiorista”, con los que “testimonian su visión de la realidad, sus vivencias configuradas a través de símbolos arquetípicos que las recrean y nos hacen partícipes y depositarios de ellas, en virtud de una experiencia cuántica en el plano de la conciencia”.
Quien estudia los fundamentos del “interiorismo”, concluye en que más que un movimiento literario se acerca a una filosofía, una ética social y un estilo de vida, sin competir con la religión, con todo y que tiene en Don Bruno una especie de sumo pontífice. Desde la Oda al Padre, de Pedro José Gris hasta el poema Cruzando el Puente de Camelia Michel, en el libro se percibe el deseo de transcendencia de los antologados, como si buscaran resistir al vacío existencial que caracterizó a las corrientes poéticas del siglo XX, en permanente vanguardia y experimentalismo a ultranza.
Mientras el poeta y obispo Freddy Bretón canta al Creador: “Sea todo mi ser el instrumento/ en que hagas resonar / tus melodías”, Michel expresa que se hizo mujer “con la lujuria de los astros”, sin contradicción alguna, ya que para los interioristas, misticismo y sexualidad no son incompatibles sino parte la realidad trascendente.