SANTO DOMINGO.- Hablaremos de Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla, conocido como Monseñor Nouel , nació el 12 de diciembre de 1862. Graduado en derecho canónigo y Teología en la Universidad Gregoriana, en Roma. Introdujo en el país las órdenes de los Capuchinos Agustinos, Recoletos, así como las órdenes de las monjas Mercedarias y Franciscanas
Cuarto de diez hijos del político Carlos Nouel Pierret y Clemencia Antonia Bobadilla Desnier D´Olbreuse, nació en la calle Plateros (hoy Arzobispo Meriño).
En 1888 se hizo sacerdote de la parroquia de San Juan. En 1890, fungió como sacerdote de la parroquia de la catedral de Santo Domingo y vice-canciller del seminario Conciliar de Santo Tomás de Aquino.
En este seminario enseñó Filosofía, Latino y Teología. Más adelante fue sacerdote de la parroquia de Santa Barbara, Papá, de la Cruz en El Seibo, San Juan de la Maguana y finalmente de la parroquia en el La Vega. En esta ciudad inició el edificio de una iglesia que la ciudad señaló como “hijo adoptado”. En 1903, lo eligieron diputado de la provincia de La Vega.
Fue nombrado Arzobispo en sustitución de Monseñor Fernando Arturo de Meriño, luego de la muerte de este , en 1906.
Fue designado presidente de la República Dominicana a través de un decreto del Congreso Nacional el 30 de noviembre de 1912. Su designación se debió a la la impostergable necesidad de la nación, de que el cargo presidencial estuviera ocupado por una persona neutral, que inspirara confianza y respeto, y pudiera ofrecer una paz estable.
El gobierno estadounidense siempre lo instó a continuar en el gobierno y le ofreció su ayuda económica y militar para sostenerle e incluso lo autorizó en virtud de la Convención de 1907, a concertar un empréstito de 1,500,000 dólares para proveer de fondos nuevamente al Gobierno y pagar los sueldos atrasados de los empleados públicos que no cobraban desde hacía más de seis meses. Encontrándose el país al borde de una nueva guerra civil, dimitió ante la Asamblea Nacional, en abril de 1913.
La invasión de la República Dominicana de las tropas americanas en 1916 le sorprendió en Roma, adonde había viajado por motivos de salud. Volvió a Santo Domingo en 1920 y escribió una carta al embajador americano como protesta a la intervención.
Falleció el 20 de agosto de 1906, a la edad de 75 años, cuando se encontraba revisando varios documentos en el Archivo de Indias.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email