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“Aguanta un Poco”

Querida hermana o hermano que me lees. Confíate en Sus amorosas manos aunque no comprendas permite tu sufrimiento  Aguanta un poco más y serás la hija o el hijo que El soñó para todo la eternidad.

Imagen sin descripción

Un fraternal saludo para todos los que leen.

Cuentan que una pareja se dedicaba a visitas tiendas en el centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita. ¿Me permite ver ase taza? Pregunto la señora, “nunca he visto nada tan fino”. En las manos de la señora la taza comenzó a contar su historia: “Usted saber no siempre he sido la taza que usted está sosteniendo. Hace mucho tiempo yo era solo un poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y me fue dando forma. Llego el momento en que me desesperé y le grité: Por favor…Déjeme paz ya…Pero mi artesano sólo me sonrío y me dijo:…”Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Después me puso en un horno. Nunca había sentido tanto calor…Toqué a la puerta del horno y a través de la ventanilla pude leer los labios de mi artesano que me decían: Aguanta un poco más, todavía no es el tiempo. Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había refrescado, me comenzó a raspar y a lijar. No sé cómo no acabó conmigo. Me daba vueltas, me miraba abajo. Por último me aplicó meticulosamente varias pinturas…Sentía que me ahogaba…Por favor, déjame en paz, le gritaba a mi artesano; pero él sólo me decía….Aguanta un poco más, todavía no es tiempo. Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente que el primero. Ahora sí pensé que terminaba con mi vida. Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara, que si había vuelto loco. Grité, lloré; pero el artesano solo me decía: Aguanta un poco más, toda vía no es el tiempo.

Me pregunté entonces si había esperanza…si lograría sobrevivir aquellos tratos y abandono. Pero por alguna razón aguanté todo aquello. Fue entonces que se abrió y mi artesano me tomó cariñosamente y me llevó a un lugar muy diferente. Era precioso. Allí todas las tazas era maravillosas, verdaderamente obras de arte .Mi artesano entonces me dijo: Yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tú hermosa figura. Sé que pasaste terribles calores, pero observa tu sólida consistencia. Sé que sufriste con la raspadas y la pulidas, pero mira la finura de tu presencia…y la pintura te provocaba nauseas, pero contempla ahora tu hermosura…¿y sí te hubiera dejado como estabas?

Ahora eres una obra terminada. Lo que imaginé cuando te comencé a formar.

Querida hermana o hermano que me lees. Confíate en Sus amorosas manos aunque no comprendas permite tu sufrimiento  Aguanta un poco más y serás la hija o el hijo que El soñó para todo la eternidad.

El dejo con esta lectura tomada Eclesiástico, Capitulo 33, Versículo 13, que dice: “Como la arcilla del alfarero está en su mano,  y todos sus caminos en su voluntad, así hombres en la mano de sus hacedor”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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