Contrario a otras actitudes del pasado, el Gobierno haitiano ha dado a través de su ministerio de Interior, un ejemplo de justeza y ecuanimidad al reconocer que la verja perimetral que se levanta en la zona de El Carrizal, en Elías Piña es parte del territorio dominicano, con lo cual se desvincula de los grupos que han protagonizado incidentes para reclamar esos terrenos como pertenecientes a Haití.
Esta declaración es oportuna y contribuye a reorientar sobre bases razonables, legales y atendibles las relaciones domínico-haitianas, especialmente en la frontera con Haití, un área muy sensible que requiere permanente vigilancia y sobre todo cuidado y mucho tacto para prevenir hechos lamentables o enfrentarlos de forma adecuada cuando son acometidos con violencia.
El reciente incidente en que hubo una víctima y varios heridos, incluidos soldados dominicanos, provocó justificada inquietud en los sectores de ambos países que siguen de cerca el desarrollo de las relaciones bilaterales, tanto en el plano diplomático como en el intercambio comercial.
En principio y a raíz del citado incidente, quizás no había y todavía no hay razón para alarma, pero sí para preocupación por la repetición de incidentes violento en algunos puntos de la demarcación divisoria, que por su porosidad ha sido definida como una línea imaginaria, aunque los puestos de control y vigilancia se han incrementado en los últimos tiempos.
Lo aconsejable y sensato es que, aún en provocaciones y ante situaciones de abierto desafío a la autoridad, siempre haya una reacción atinada y proporcionada como mejor respuesta, porque después que hay balances fatales la cuestión tiende a complicarse y tanto local como internacionalmente se les suele dar una dimensión que tiende a cuestionar la parte dominicana.
Por muchas razones es obvio que no se trata de una tarea fácil, ya que son muchas las maniobras que se mueven en la línea fronteriza para intentar introducir contrabandos, armas, vehículos robados y tráfico de personas, lo que desata violentas reacciones cuando las autoridades detectan tales acciones y toman medidas.
En el más reciente enfrentamiento ha salido a relucir un elemento nuevo y sobremanera preocupante porque se pensaba superado en el tiempo, en vista de que se refería a un supuesto reclamo de terrenos de parte de grupos haitianos que, tras la declaración oficial haitiana, queda claro que actuaban por cuenta propia y en total desacuerdo con la posición del gobierno de su país.
Esto viene a confirmar lo que se evidenció desde el primer momento, que intereses particulares estaban detrás de estos lamentables incidentes, porque no existió una exigencia debidamente canalizada por las autoridades haitianas o de gobierno a gobierno, sino de elementos que se oponían al levantamiento de una verja que es parte del entorno de una estación pluriagencial en la que estarán representadas varias instituciones del Estado Dominicano.
El Ministerio de Defensa ha explicado que es un conjunto de estructuras en las que, además de la regular vigilancia militar, operarán también agencias que se encargarán de la regularización del comercio binacional y de observar otros aspectos en la línea divisoria.
Aún así, insistimos que sin dejar de cumplir con su deber, las unidades militares destacadas en la frontera deben actuar con mucho cuidado, evitando en lo posible conflictos o enfrentamientos que puedan producir resultados que casi siempre dejan una estela irrecuperable.
Insistimos en el carácter oportuno y alentador que tras el inquietante episodio tuvo la posición oficialmente fijada por el gobierno haitiano, con el cual su contraparte dominicano debe mantener siempre un diálogo franco y proactivo porque ambas naciones comparte un mismo territorio insular.
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