BERLÍN.- La aparición de «calor insoportable» para el ser humano, el agotamiento de las aguas subterráneas o las extinciones aceleradas son algunos de los riesgos para los sistemas socio-ecológicos fundamentales que identificó este miércoles un informe de la Universidad de las Naciones Unidas.
Los expertos de este estudio recomiendan que se tomen soluciones que ataquen las causas profundas detrás de esos fenómenos para evitarlos, más que otras destinadas a adaptarse a ellos. Advierten de que esos riesgos conllevan «cambios drásticos» si no se abordan adecuadamente.
El Informe de Riesgos de Desastres Interconectados 2023, publicado por el Instituto de Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS por sus siglas en inglés), con sede en Bonn (oeste de Alemania), advierte de seis «puntos de ruptura» de esos riesgos.
Son las extinciones aceleradas, el agotamiento del agua subterránea, el derretimiento de los glaciares de montaña, la contaminación espacial, el calor insoportable y, en general, un futuro que no pueda asegurarse.
El estudio explica que cuando los ecosistemas, los sistemas alimentarios o los sistemas hídricos se deterioran, «no suele ser un proceso sencillo y predecible. Más bien la inestabilidad aumenta lentamente hasta que, de repente, se alcanza un punto de ruptura y el sistema cambia fundamentalmente o incluso se colapsa, con impactos potencialmente catastróficos».
Esos momentos se definen como aquellos en los que «un sistema socio-ecológico dado ya no es capaz de amortiguar los riesgos y proporcionar sus funciones previstas, tras lo cual el riesgo de impactos catastróficos para estos sistemas aumenta sustancialmente».
El informe advierte de que los puntos de ruptura van más allá de los ámbitos individuales del clima, los ecosistemas, la sociedad o la tecnología. Afirma que están intrínsecamente interconectados y estrechamente vinculados a las actividades humanas y a los medios de subsistencia.
Un ejemplo de punto de ruptura tiene que ver con el agotamiento del agua subterránea y recuerda que los acuíferos son un recurso esencial de agua dulce en todo el mundo, y suministran agua potable a más de 2.000 millones de personas.
«Alrededor del 70 % de la extracción del agua subterránea se destina a la agricultura, a menudo porque no se dispone de suficiente agua de fuentes superficiales. En la actualidad, los acuíferos ayudan a mitigar la mitad de las pérdidas en la agricultura causadas por la sequía, un fenómeno que sólo se espera que aumente en el futuro debido al cambio climático».
El informe advierte de que más de la mitad de los principales acuíferos del mundo se están agotando más rápidamente de lo que pueden reponerse de forma natural. «Si la capa freática desciende por debajo del nivel al que pueden acceder los pozos existentes, los agricultores pueden encontrarse de repente sin capacidad de acceso al agua».
Añaden como ejemplo que algunos países, como Arabia Saudí, ya han superado este punto de ruptura de riesgo de las aguas subterráneas y otros, como la India, no están lejos de alcanzarlo.
En cuanto a lo que se describe en el estudio como el «calor insoportable» -consecuencia del cambio climático inducido por el ser humano que causa un aumento global de las temperaturas- se afirma que produce olas de calor más frecuentes e intensas «que en algunas zonas alcanzarán temperaturas en las que el cuerpo humano ya no puede sobrevivir».
En este aspecto, los expertos de la ONU indican que instalar aparatos de aire acondicionado es la típica solución que «adapta y retrasa» ese riesgo. Añaden que una solución que tiende a «evitar y transformar» la situación «tendría como objetivo detener las emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, impulsar el cambio social hacia formas de vida bajas en carbono para que, en última instancia, se pueda evitar el punto de ruptura».
En el informe se afirma que la acción ideal que se debería tomar es la de «transformar», lo que implica reimaginar de manera fundamental «un sistema más fuerte y sostenible».
El informe concluye que las soluciones que se están aplicando en la actualidad tienden a centrarse más en el retraso que en la transformación, «aunque cada vez se hace más hincapié en el cambio transformador para alcanzar los objetivos mundiales de transición hacia un futuro más sostenible».
«Harán falta más soluciones que cambien las reglas del juego para alejarnos de un futuro en el que se multipliquen los puntos de ruptura de riesgo».
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