Alicante (España).- Los contaminantes preocupantes (metales, pesticidas, microplásticos y genes de resistencia a los antibióticos) pueden dispersarse a través del transporte aéreo, la eliminación incontrolada de basuras e, incluso, con el agua de lluvia que discurre por la superficie de un terreno y llegar hasta los ecosistemas naturales, según un estudio internacional.
El trabajo, en el que han participado más de cuarenta autores de centros de investigación y universidades de España, China, Suiza, Australia, Alemania, Chile, Sudáfrica, Francia, Portugal, Eslovenia, Nigeria, México, Estados Unidos, Brasil, India e Israel, ha sido publicado recientemente en Nature Communications, ha informado este martes la Universidad de Alicante (UA).
Por parte de la UA han colaborado Carlos Sanz Lázaro y Nuria Casado Coy, investigadores del Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio “Ramón Margalef” (IMEM) y expertos en el estudio de la contaminación de plásticos y bioplásticos.
«Los resultados de esta investigación internacional demuestran que el nivel y las características de los microplásticos en las zonas naturales coinciden con los presentes en parques y jardines urbanos de los ecosistemas terrestres de todo el mundo», ha apuntado el ecólogo Carlos Sanz Lázaro.
Ha expuesto que «el estrés ambiental asociado a la contaminación del suelo, ya sea de origen natural o por incidencia de los seres humanos, puede afectar directamente a la biodiversidad y comprometer aún más la resistencia y resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático y las catástrofes naturales».
En la actualidad, como se recoge en el artículo, la contaminación del suelo está vinculada a las emisiones de los vehículos, los procesos industriales, el tratamiento con pesticidas, las enfermedades de las plantas y una mala gestión de los residuos.
Así pues, es de esperar que los espacios verdes urbanos estén más influidos por los contaminantes que los ecosistemas naturales, al hallarse geográficamente alejados de las actividades humanas.
Sin embargo, este estudio ha demostrado que los contaminantes preocupantes (metales, pesticidas, microplásticos y genes de resistencia a los antibióticos) pueden dispersarse a través del transporte aéreo, la eliminación incontrolada de basuras e, incluso, con el agua de lluvia que discurre por la superficie de un terreno y llegar hasta los ecosistemas naturales.
«Este trabajo es relevante porque proporciona pruebas de una comparación cuantitativa de los contaminantes del suelo en espacios urbanos y naturales en seis continentes», ha dicho el ecólogo de la UA.
Los microplásticos, contaminantes típicos de origen antropogénico (humano), también están omnipresentes en los suelos de zonas verdes urbanas y ecosistemas naturales de todo el mundo.
«Sorprendentemente, encontramos proporciones similares de la forma y el tipo de polímero de los microplásticos en áreas naturales y espacios verdes urbanos, lo que apoya aún más la idea de una propagación de contaminantes antropogénicos a través de los ecosistemas», ha indicado Sanz Lázaro.
Ha señalado que estas partículas, que suelen provenir de las ciudades, «afectan a zonas distantes por transporte atmosférico, siendo las fibras la principal forma de partículas de plástico en suspensión en la atmósfera de ciudades como París, Londres y Dongguan (China)».
«Las fibras consisten generalmente en poliéster y polipropileno que proceden de tejidos sintéticos, cuerdas y redes», ha especificado.
El avance de los contaminantes es tal que, como se detalla en el artículo, los suelos de la remota Antártida también presentan microplásticos.
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