I.- Aportar conocimientos a la niñez
1.- Mientras formemos parte del mundo de los vivos, hay que aportar; ninguna coyuntura de nuestra existencia puede ser desperdiciada; no debemos perdernos en cuestiones insignificantes, porque a las oportunidades hay que sacarles provecho con sentido social.
2.- Es útil hacer labor de orientación, y más cuando la llevamos a cabo en beneficio de la niñez. Aconsejar, y de cualquier manera encaminar, hace posible sembrar ideas para el futuro del país. Llevar de la mano sanamente es encauzar adecuadamente para la posteridad.
3.- De cualquier forma sale beneficiado el ser humano, cuando en la adolescencia recibe buenos y oportunos consejos, por lo que enseñar a los niños y a las niñas es aleccionarles para que en el mañana sean mujeres y hombres de bien, y modelo de buenos ciudadanos.
4.- Poco importa la condición de maestros, progenitores o abuelos. Lo que hay que ocuparse es de ser eficiente colaborador del bisoño; preparar la mente de quién está llamado como adulto a participar en el quehacer político y social de su país.
5.- Tomando en cuenta el descalabro del sistema educativo que afecta a todo nuestro país, estamos en la obligación cívica y ciudadana, de hacer lo posible de que no siga desarrollándose una comunidad de futuros comunitarios groseros.
6.- Las abuelas y los abuelos, en ocasiones deben ponerse por encima de las opiniones y creencias de hijas e hijos, padres de sus nietas y nietos, y exponerles a estos lo que es la realidad de la vida y cómo se desarrollan los fenómenos en el seno de la sociedad humana.
II.- Hablar con los nietos y las nietas
7.- A los niños hay que inculcarles el correcto proceder, la adecuada vida en sociedad, la necesidad de la cortesía. Si aspiramos tener un país de ciudadanas y ciudadanos educados, cultivados en las letras y las artes; instruidos, con buenos modales, debemos aportarles todo lo que les haga posible su ilustración.
8.- En el cerebro de las niñas y niños debemos de tratar que se fijen las ideas buenas, no las malas. Esto lo podemos lograr mediante la prédica; a esos inmaduros y tiernos seres humanos hay que edificarles para que nos recuerden como sus fructíferos predecesores, no como fútiles antecesores.
9.- Cada abuela o abuelo determina la forma como trata a sus nietas y nietos; unos buscan hacerles que se sientan bien poniéndoles en sus manos cosas materiales, otros, entre los cuales me incluyo, les aportamos ideas, consejos que sirvan para formarles para la adultez.
10.- Me siento bien como abuelo cuantas veces tengo la posibilidad de transmitirles a mis nietas y nietos, las vivencias, las experiencias, los sucesos en los cuales he participado o he sido testigo directo.
11.- Estoy en el deber de hacerles saber a mis nietas y nietos, que la vida no es como quieren que sea, sino como está en la realidad, y a ellos les corresponde eliminar lo negativo y preservar lo positivo que nos ha dado la naturaleza y lo que ha hecho bueno la especie humana.
12.- Cada abuela o abuelo debe hacer conciencia de la situación de desmoralización en que se encuentra la sociedad dominicana, y partiendo de esa materialidad, ha de actuar en consecuencia con relación a la conveniencia de edificar a sus nietos y nietas en lo que deben ser las mujeres y los hombres del futuro, en el adecuado comportamiento y la conducta correcta.
13.- Procede hacerles saber a las nietas y a los nietos que deben recompensar a lo que en verdad se llama pueblo dominicano, con actos positivos como hombres y mujeres de bien; retribuirle lo que de él han recibido, devolverle con aportes de su trabajo material o intelectual; pagarle al país cumpliendo con sus deberes como personas comprometidas con las causas justas, sin flaqueza, apatía ni pusilanimidad.
14.- Las abuelas y los abuelos sensatos no pueden ignorar que los adultos que ya estamos dentro de la tercera edad, no debemos abandonar el ambiente dominicano, sin hacer un esfuerzo por llevarles a los niños mensajes que les sirvan de sana orientación, de motivación para que se levanten abrazando, reverenciando los buenos ejemplos de comportamiento, que se identifiquen con un modo de vida decorosa, digna e intachable.
15.- Los abuelos y las abuelas de nuestro país, que se mantienen en la brega por un futuro mejor para sus nietas y nietos, les está prohibido jubilarse en la lucha por cambiar la realidad vigente; el retiro no les cuadra; licenciarse ahora equivale a dejarle el camino libre a los que hay que arrinconar para que no sigan haciendo daño.
16.- Abuelas y abuelos consecuentes con sus nietas y nietos, son aquellos que permanecen en la faena, en el accionar diario, enfrentando lo nocivo, las lacras sociales; aprovechando el tiempo hábil para cuestionar los abusos, impugnando los actos de los canallas que con sus acciones bochornosas contaminan el medio social dominicano.
17.- Por encima de todos los vicios que corroen a la sociedad dominicana de hoy, debemos de confiar que se han de formar niños y niñas con buena conducta, para que en el futuro nuestro país cuente con jóvenes que abracen ideas nuevas, de decencia; muchachos y muchachas que se identifiquen con las causas justas, chicos que sean continuadores del ejemplo de los que aquí han dado sus vidas por un mejor país.
18.- Si queremos que los dominicanos y las dominicanas del futuro actúen con voluntad propia, orientada a lo recto, lo legítimo y justo, hay que guiar a la niñez en el sentido de que la sociedad actual no es el modelo a seguir, porque está sucia, viciada y contaminada; que corresponde a ellos limpiarla, sanearla desde arriba hasta abajo; que deben prepararse para hacer labor de purificación social, eliminando lo nocivo, separando lo dañino, hasta alcanzar la creación de un nuevo orden social.
19.- En un medio como el dominicano de hoy, las abuelas y los abuelos que creemos que no todo está perdido, y que algo se puede salvar, estimulando a las nietas y nietos para que crean en la dignidad, el decoro, la honestidad y el actuar con vergüenza, ante la proliferación de la indecencia a todos los niveles.
20.- No podemos desconocer que en nuestro medio hay personas que, como dice el refrán, “no lavan ni prestan la batea”; “no dan ni dicen donde hay”. Son los mismos que critican a quienes, ante la podredumbre social actual, se preocupan por llevar sana orientación a sus nietas y nietos.
Ideas finales
21.- A mis nietas y nietos les he dicho que no me creo dechado de virtudes, modelo de abuelo, ejemplo de civismo, portador exclusivo de la verdad, ni el ciudadano ideal. Pura y simplemente, soy un ser humano preñado de defectos y escasas virtudes; que en todo el curso de mi vida he tratado de ser consecuente con mi forma de pensar y actuar, sin buscar nunca beneficios personales con el accionar en la vida pública.
22.- A mis nietas y nietos les digo que su abuelo no es ni cree ser inteligente, talentoso, genio, ni sabihondo de nada; que solo procura analizar los fenómenos partiendo de la realidad concreta, y aplicando el sentido común, sobre la base de la experiencia acumulada por los años que ha vivido.
23.- Por último, aunque la teoría de los premorientes no es absoluta, creo en ella. Por tal razón, vivo convencido, y es mi deseo, que he de morir primero que mis hijos, nietas y nietos; y además, espero partir del mundo de los vivos sin dejar nada material como patrimonio económico.
24.- Lo que sí aspiro es que mis descendientes reciban como herencia las reflexiones objetivas, las vivencias comprobadas y los conceptos ajustados a la verdad que les he transmitido. Los juicios planteados que se correspondan con la realidad y las orientaciones sanas que les he expuesto para que sean para la sociedad seres humanos sustanciales, sostenedores de un ordenamiento social que satisfaga las más legítimas aspiraciones de nuestro pueblo.
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