Redacción. – Entre abrazos, música, risas y lágrimas de emoción, Ana María Montero celebró un siglo de vida junto a toda su descendencia.
A lo largo de su vida, cuenta que se ha sentido una mujer profundamente agradecida, primero con Dios y luego con sus hijos, quienes son su mayor felicidad.
La sorpresa fue todo éxito tal y como ella lo había pedido, que para sus 100 años le hicieran una gran celebración.
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