Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.
Dichoso el anciano que valora su ancianidad, porque no es ancianidad, sino es juventud acumulada, y dichosos los que pueden llegar hasta allá.
Dichoso el anciano que es portador de paz porque el contribuirá hasta el último momento a la construcción de este mundo.
Dichoso el anciano que es optimista, porque no tendrá la sensación de haber perdido su vida.
Dichoso el anciano, que se acerca al sufrimiento de los demás, porque nunca crecerá de amistad y de compañía.
Dichoso el anciano que no fomenta el egoísmo de vivir buscando sus seguridades, porque las encontrara cargada de toda añadidura.
Dichoso el anciano que viendo su pobreza y siembra paz y alegría a su alrededor.
Dichoso el anciano que acepta con mirada confiada y serena las limitaciones de su vida.
Dichoso el anciano feliz, porque ellos son capaces de hacer feliz a los otros ancianos.
PLEGARIALA TERCERA EDAD
Bendice, oh Dios, a los que comprensión de mis pasos vacilantes y mis manos temblorosa.
Bendice, oh Dios, a los saben que hoy mis oídos van a sufrir para entender a otros.
Bendice, oh Dios, a los que apartan los ojos, como si no vieran, cuando se me cae el café del desayuno.
Bendice, oh Dios, nunca me dicen: Es la segunda vez que me cuentan lo mismo.
Bendice, oh Dios, el don de hacerme evocar los días felices de otros tempos.
Bendice, oh Dios, a los que hacen de mí un ser amado, respetado y no abandonado.
Bendice, oh Dios, a los que adivinan que no se cómo encontrar las fuerzas para llevar mi cruz.
Bendice, oh Dios, a los que endulzan con su amor los que quedan de vida, en este viaje hacia la casa del padre.
Ojala esta plegaria la puedas repetir cuando tengas bastante años de vida como los que tengo yo.
Los dejos con esta lectura tomada del Libro de los Salmos, Capitulo 18, Verso 30 que dice: “El camino de Dios es perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza”.
Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.
Recibe las últimas noticias en tu casilla de email