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Ante el acuerdo final de Paz entre Gobierno de Colombia y las FARC

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narciso-isa-condeEl pasado 25 de agosto del 2016 se anunció el acuerdo final de paz entre el Gobierno de Colombia y las FARC, ratificando en términos generales lo acordado sobre cese al fuego y dejación de armas en el pasado mes junio del año en curso, puntualmente

criticado por nuestro Movimiento Caamañista-MC en el punto de la entrega unilateral de armas por las FARC, en comunicado publicado el 29 de junio del 2016.

Con esa importante reserva respaldamos antes y ahora los ingentes esfuerzos farianos hacia la paz y los importantes compromisos -aunque todavía limitados- a favor de las reformas sociales, institucionales y políticas, y de las nuevas políticas públicas transicionales, consignadas en los acuerdos de la Habana; objetando a la vez la exclusión de temas cruciales como el de la Asamblea Constituyente, la minera extractiva, la erradicación del latifundio privado, el desmonte del modelo neoliberal, la retirada de la maquinaria militar de EEUU establecida en territorio colombiano y la anulación de los onerosos tratados militares correspondientes.

Pendientes los pasos previos al plebiscito, abrigamos la esperanza de que -sin desistir del proceso hacia la paz con justicia social, democracia y soberanía- esa organización político-militar no acepte desarmarse en forma unilateral, procurando a la vez una modalidad de entendimiento, que al tiempo de conjurar el uso de las armas en la lucha política y garantizar el cese al fuego permanente y definitivo, el ejército guerrillero no sea despojado de su armamento, importante medio para garantizar en lo adelante el respeto a la vida de su membrecía y su pueblo, y el cumplimiento de lo acordado.

Esto es, entendemos, que aun vigente un Estado altamente represivo y militarizado como el actual, presente un incierto destino del terrorismo paramilitar, activas otras fuerzas insurgentes (que quedaron fuera de ese acuerdo), manifiesta una fuerte resistencia cívico-militar de la extrema derecha y sectores de poder al acuerdo de paz y todavía sin cambios significativos un país intervenido por un imperialismo guerrerista y genocida, (que cuenta con 7 bases militares en ese territorio y muchas más en el continente)… las FARC-EP no deberían entregar sus armas, mucho menos en un plazo establecido de 180 días.

La transformación democrática, los cambios estructurales y el rescate de la soberanía nacional deberían a nuestro entender anteceder al desarme del ejército guerrillero. De lo contrario, los riesgos de incumplimiento de los acuerdos se incrementarían, más cuando no existen planes ni plazos concretos para desmantelar el paramilitarismo, desmilitarizar el régimen político, sacar las fuerzas interventoras y reducir, reformar, depurar y democratizar las fuerzas armadas regulares.

A esto le agregamos el clima adverso a la paz que con su cadena de bases, movilizaciones militares, golpes reaccionarios y planes desestabilizadores contra regímenes democráticos –incluido el relevante caso venezolano- viene conformando el accionar de EEUU en esta región y en el mundo; como también sus voraces planes de apropiación del rico patrimonio natural de la región latino-caribeña “manus militari”.

A reserva de otras consideraciones, sentimos el deber -con todo el respeto de que han sido merecedores los órganos de dirección de las FARC-EP (pero con la coherencia que ha caracterizado nuestra posición frente al imperialismo estadounidense en cuanto a su actual estrategia de dominación continental y su terrible decadencia mundial) de disentir del contenido del siguiente párrafo del documento de ocasión avalado por el Secretariado y la Delegación de paz de las FARC:

“Al Gobierno de los Estados Unidos que durante tanto tiempo apoyó la guerra del Estado contra la guerrilla y contra la inconformidad social, le pedimos siga respaldando de manera diáfana los esfuerzos colombianos por restablecer la paz, siempre esperando de Washington gestos humanitarios que concuerden con la bondad que caracteriza a la mayoría del pueblo norteamericano, amigo de la concordia y la solidaridad. Quedamos a la espera de Simón Trinidad”. (“La más hermosa de todas las batallas”.- Discurso de Iván Márquez – Secretariado Farc -delegación de paz de farc. Miércoles, 24 Agosto 2016)

Esto así porque valorar como “diáfano” el respaldo de EEUU a los esfuerzos de paz y esperar “siempre” tal actitud y “gestos humanitarios” de la jefatura imperialista, implica obviar o menospreciar el significado de la presencia en Colombia de sus unidades y bases militares (invisibles en los acuerdos de paz)… su agresiva expansión militar en la región, sus pérfidos golpes en Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil, sus perversos planes contra Venezuela y sus presentes crímenes de lesa humanidad… implica desconocer lo ominoso de lo que pasa en Irak, Afganitán, Libia, Ucrania, Siria, Palestina… implica obviar o menospreciar lo que ha sido OBAMA y, peor aún, lo que viene con Hillary o con Trump… y se traduce en siembra de falsas ilusiones.

Ese pedido de las FARC-EP al poder establecido en EEUU lamentablemente no se corresponde con la realidad que vive y sufre nuestra América y la humanidad a consecuencia de las actuales agresiones imperialistas. Ni con la verdad histórica, ni con las ideas históricamente sustentados por esa organización revolucionaria, puesto que el posicionamiento oportunista de EEUU frente a la paz en Colombia (en procura exclusivamente del desarme del ejército popular más poderoso del continente), como su temporal y ambigua distención de las relaciones con Cuba, no va más allá de ciertas maniobras tácticas, que a nombre de su “poder suave”, BARAK OBAMA astutamente usa para acompañar la estrategia de conquista y dominación mundial altamente destructiva del imperialismo estadounidense.

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