1.- He vivido con el convencimiento de que, estando en el vientre de mi madre, por querer ser libre, nací antes de los nueve meses, como una criatura prematura.
2.- La adoro, la quiero. Siento devoción por la libertad, y a ella me entrego por entero, sin limitación de ninguna clase.
3.- La libertad mía la considero como la merece toda la especie humana, y así la he defendido tantas veces ha sido necesario. No importa que sea la mía o la de otra persona, en mi lar nativo o en el extranjero.
4.- La libertad la veo limpia, sin ser ensuciada por poder alguno. Debo ejercerla con naturalidad, confianza, desenvoltura, facilidad, sencillez y sin dañar a otro.
5.- Me gusta moverme por espacio disponible, desocupado, sin que nada ni nadie se cruce en el camino por donde puedo y debo accionar totalmente liberado, suelto, sin ataduras, como un hombre emancipado.
6.- Quiero escribirlo para que conste y lo sepa todo el mundo: el día que no pueda sentirme un hombre libre, prefiero dejar de formar parte del mundo de los vivos. No soporto la privación injusta del derecho a ser absolutamente autónomo.
Un artículo anterior
7.- Para diferentes medios de comunicación del país, el día 9 de diciembre de 2019, escribí el artículo que copio a continuación con el título:
“En Santiago, ante el estacionamiento paralelo, el taponamiento”
8.- En los últimos años, la ciudad de Santiago de los Caballeros está moviéndose como si estuviera compuesta por mujeres y hombres chiflados, perturbados, pura y simplemente lo que se ve es que el dificultoso está tratando de imponer sus inconductas. En semejante forma es imposible convivir. Aquel que está educado para trastornar hay que someterlo al orden, hacerle saber que no puede vivir actuando como si el ambiente está diseñado a su capricho.
9.- El motivo por el cual escribo este artículo es porque el día sábado 30 de noviembre del año en curso 2019, siendo más o menos las cuatro horas de la tarde, mientras conducía mi vehículo transitando de este a oeste por la calle Del Sol, de la ciudad de Santiago de los Caballeros, entre las calles Luperón y Sabana Larga, me vi impedido de continuar porque tres vehículos permanecían estacionados en forma paralela.
10.- Ante semejante situación, toque bocina y el tercer vehículo, en paralela procedió a moverse, mientras que el primero y el segundo permanecieron estacionados, lo que me impedía continuar circulando libremente. Decidí detener mi vehículo lo que ocasionó, como es natural, un taponamiento.
11.- La protesta del público no se hizo esperar. Un agente de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT), hizo acto de presencia y en forma iracunda me exigió que le entregara mi licencia de conducir, a lo que accedí. Me reclamó, en tono colérico, que procediera a avanzar; le manifesté que no lo haría hasta tanto, el segundo vehículo que estaba frente al mío se moviera permitiendo mi libre circulación.
12.- Lo que me ocurrió el sábado 30 de noviembre, es el resultado del desorden creado en la ciudad de Santiago de los Caballeros, porque las distintas administraciones municipales que hemos padecido, unas por corrupción, y otras por politiquería, nada han hecho para evitar que el tránsito de vehículos siga siendo una pesadilla, un martirio para cualquier persona civilizada.
13.- El inconveniente que pasé el sábado porque tres desaprensivos me impedían circular libremente por un espacio de la calle Del Sol, estoy dispuesto a enfrentarlo nuevamente.
14.- Cuantas veces me vea imposibilitado de hacer uso libremente de la vía por donde estoy circulando, por el simple hecho de dos o tres patanes estar estacionados en forma paralela, voy a detener mi marcha porque no estoy dispuesto a afectar otro vehículo moviéndome en forma zigzagueante.
15.- El Santiago de los Caballeros que merecemos y aspiramos tener, debe ser viable, sin dificultad para vivir material y espiritualmente. En un ambiente donde la posibilidad de permanecer sea hacedora, realizable, y no un sitio de padecimiento prolongado, un calvario para estar siempre en dificultad.
16.- La postura con relación a la ciudad donde muchos habitamos, no debe depender de la persona que esté al frente de la alcaldía. La actitud de los que queremos a Santiago viable es la de estar siempre con la atención puesta en lo que conviene o no a la comunidad; vigilantes a los fines de que nuestra villa sea la que aspiramos y necesitamos.
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