REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Dos de cada cinco estadounidenses (un 41 %) han experimentado problemas cardíacos desde el inicio de la pandemia, en parte debido a los efectos de la COVID-19 pero también como consecuencia de un mayor sedentarismo, según un estudio del Cleveland Clinic.
Según el trabajo, elaborado con motivo de la celebración del mes de la salud del corazón en Estados Unidos, el 77 % de los encuestados admitieron que ahora tienen más posibilidades que antes de la pandemia de estar sentados durante el día.
Además, un 22 % admitió que debido al aumento de responsabilidades en el hogar tienen menos tiempo para hacer ejercicio con regularidad».
Esta tendencia hacia el sedentarismo también se ha visto entre los mexicanos adultos, sobre los que también se ha elaborado una encuesta.
Antes de la pandemia, el 83 % de los mexicanos caminaba a diario, mientras que ahora solo lo hace un 74 %.
Asimismo, antes de marzo de 2020 un 72 % de los mexicanos hacía a menudo o a veces ejercicio y, dos años después, la cifra ha bajado a un 60 %, de acuerdo con los datos del Cleveland Clinic.
De los problemas cardíacos reconocidos durante la pandemia, en el 27 % de los casos fue por efectos de la COVID-19, según el estudio.
En este contexto, el director del centro vascular y del corazón de Cleveland Clinic de Weston (Florida), José Navia, explicó a Efe que las primeras cepas de COVID-19 crearon muchas trombosis, aunque estos casos no se están dando tanto ahora, como tampoco las miocarditis.
El experto consideró no obstante que los pacientes que han tenido COVID-19 deberían hacerse un ecocardiograma para descartar problemas de corazón.
Navia, además, apuntó que en el primer año de la pandemia muchas personas con problemas cardíacos no fueron al médico por miedo a contagiarse de COVID-19 y que eso empeoró sus casos.
Una de las enfermedades cardíacas que según señaló se pueden prevenir si se diagnostican a tiempo es la endocarditis, la infección de los tejidos internos del corazón, que puede tratarse y curarse con antibióticos sin necesidad de pasar por el quirófano.
«La mayoría de las endocarditis nativas (infección en la válvula) que se toman a tiempo son tratadas con antibióticos y la mayoría de los pacientes se recuperan. Hay un porcentaje en el que la agresividad del germen es tan grande que destruye o rompe la válvula y no se puede reparar con antibióticos y se necesita tratamiento quirúrgico», dijo el experto.
Navia resaltó que la endocarditis es un problema serio y que es común confundir sus primeros síntomas con una gripe, pues las primeras manifestaciones de esta enfermedad son fiebre, sudoración profusa y vespertina, dolores musculares, falta de apetito y fatiga.
Una vez detectados los síntomas, hay que tomar cultivos de la sangre y hacer un ecocardiograma, que «mediante ultrasonido permite ver de forma dinámica el corazón», explicó el médico.
Las personas más propensas a tener una endocarditis son aquellas que tienen antecedentes cardíacos, como cirugías o una enfermedad congénita, pero también hay factores de riesgo en las personas que se inyectan drogas por vía intravenosa o aquellas que sufren de insuficiencias renales o son sometidas a diálisis.
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