SANTO DOMINGO.- Este 2 de abril se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, instituto por decreto de la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objetivo de contribuir a que mejore la calidad de vida de la población que tiene esta condición.
Pero ¿cómo encuentra al país de cara a las exigencias de los nuevos tiempos con referencia al autismo y qué debemos hacer como sociedad para ayudar a las familias y las personas que viven dentro del espectro?
Tener autismo no es una limitante para alcanzar metas y sueños, así lo confirma el testimonio de Alci Polanco que se graduó de periodismo y está diagnosticado con la condición.
También otro ejemplo es Madeline Estrella, una psicóloga, madre de familia y que está dentro de espectro y el optómetra David Coste.
No existe una característica única que lo defina, el espectro del autismo es el resultado de la diversidad.
La psicóloga Jenny López, señaló que en la República Dominicana no existen estadísticas que cuantifiquen cuántas personas viven con TEA pero pueden alcanzar a una de cada doscientas.
Cientos de personas piden a viva voz la modificación de la ley 15-03 sobre discapacidad, que cambiaría la vida de niños, adolescentes y adultos que viven con la condición de autismo en la República Dominicana.
Mientras otros abogan por el proyecto de ley de Autismo en el país, que Regule las Políticas Públicas para la Atención, Protección e Inclusión de Personas con Trastorno de Espectro Autista (TEA) y que contempla trascendentes aspectos para que el Estado se ocupe de un tema que preocupa a miles de familias.
El señor Leonel Sánchez, expresó que la mayoría de estudios que le indican a su hijo no los cubre el seguro médico, incluso hasta son realizado fuera del país. Entonces una familia de escasos recursos no sabría cómo hacerlo.
Los niños con autismo no toleran el ruido, uno más que otro tienen la parte sensorial muy sensible y mi hijo estudia en un salón con 42 alumnos, eso no es un ambiente adecuado para él.
La señora Cristina Belén, señaló que es difícil si situación, ya que su hija fue rechazada de un colegio donde la psicóloga me le dijo que su hija no tenía esperanza de aprender.
Tener la posibilidad de un diagnóstico resulta para muchos padres algo casi imposible, pero para aquellos que lo logran, su vida cambia para siempre.
Estas familias aseguran que el costo aproximado para un diagnóstico ronda los 25 mil pesos, para estudios después del diagnóstico 30 mil, y unos 50 mil pesos adicionales para terapias de intervención temprana.
La vida cambia cuando una familia recibe un diagnóstico y debe enfrentarse a los sentimientos encontrados y las dificultades del sistema para ofrecerle una mejor calidad de vida a su ser querido.
La familia entera queda impactada, la familia entera necesita intervención, con decirle que yo soy una madre profesional y tuve que dejar todo.
Las terapias pueden ayudar a mejorar la funcionalidad e independencia del individuo, de ahí la importancia de un programa de asistencia continua.
Sin embargo, el trabajo diario y la atención temprano pueden potenciar las habilidades y aptitudes de las personas y ayudarle a insertarse efectivamente en la sociedad, la cual necesita políticas públicas y una mayor concienciación sobre el tema.
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