Inflación controlada y medidas de liquidez sostienen estabilidad financiera en República Dominicana
El Banco Central de la República Dominicana (BCRD) decidió mantener sin cambios su tasa de política monetaria (TPM) en 5.75 % anual durante su reunión correspondiente a agosto de 2025.
Las tasas de la facilidad permanente de expansión de liquidez (Repos a 1 día) y de depósitos remunerados (Overnight) también se mantuvieron en 6.25 % y 4.50 % anual, respectivamente.
La decisión se basó en la persistencia de condiciones financieras internacionales restrictivas, junto con la incertidumbre global derivada de conflictos geopolíticos y políticas arancelarias. A nivel nacional, la inflación sigue dentro del rango meta del Banco Central de 4.0 % ± 1.0 %, consolidando un escenario de estabilidad de precios.
En julio de 2025, la inflación interanual se situó en 3.40 %, mientras que la inflación subyacente, que excluye componentes volátiles, se ubicó en 4.19 %, cerca del centro del rango meta.
De acuerdo con los modelos de pronóstico del BCRD, ambas métricas se mantendrán dentro del objetivo establecido durante lo que resta de 2025 y en 2026.
En este contexto, el BCRD ha sostenido su TPM sin variaciones durante los primeros ocho meses del año, complementando su estrategia con medidas macroprudenciales para fortalecer la estabilidad financiera.
Además, se ha implementado un programa de provisión de liquidez autorizado por la Junta Monetaria por un total de RD$81 mil millones, de los cuales ya se han desembolsado RD$51 mil millones, destinados a impulsar el crédito en condiciones favorables hacia sectores productivos.
En el ámbito externo, la economía de Estados Unidos mostró una revisión al alza en su crecimiento del segundo trimestre, alcanzando un 3.3 % intertrimestral anualizado.
Sin embargo, las proyecciones para 2025 se mantienen moderadas, con una expansión estimada de 1.6 %, mientras la inflación en julio alcanzó 2.7 %, aún por encima del objetivo de la Reserva Federal.
Por su parte, la Zona Euro proyecta un crecimiento económico de apenas 1.2 % para este año, impactada por la incertidumbre comercial y los conflictos geopolíticos. La inflación allí se situó en 2.0 % en julio, justo en la meta del Banco Central Europeo.
En América Latina, el crecimiento regional se proyecta en 2.1 % para 2025, con bancos centrales manteniendo sus tasas de interés ante la incertidumbre global.
En cuanto a materias primas, el precio del petróleo WTI cayó a US$64 por barril a finales de agosto, debido a una menor demanda global y mayor producción de la OPEP+. Mientras tanto, el oro se mantiene en torno a US$3,400 por onza troy, actuando como refugio ante el entorno volátil.
En el plano interno, el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) creció 2.9 % interanual en julio, acumulando un aumento de 2.4 % entre enero y julio de 2025.
Las proyecciones apuntan a una expansión de 3.0 % al cierre del año, impulsada por el aumento en la inversión pública y la flexibilización monetaria, lo que podría acelerar la economía en 2026 con una tasa de crecimiento entre 4.0 % y 5.0 %.
Las tasas de interés bancarias han comenzado a descender, favorecidas por una mayor liquidez en el sistema financiero. El crédito privado en moneda nacional muestra un crecimiento interanual superior al 8 % a agosto, con previsiones de alcanzar entre 10 % y 12 % al cierre del año.
Además, los agregados monetarios están creciendo a un ritmo mayor que el PIB nominal, como resultado de las recientes medidas del BCRD.
En el sector externo, se estima que la economía dominicana generará US$46,160 millones en divisas durante 2025, apoyada en el turismo, las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera directa, que se proyecta en US$4,800 millones.
Esto permitirá cubrir cómodamente el déficit de cuenta corriente estimado en 2.5 % del PIB. Las reservas internacionales rondan los US$13,800 millones, equivalentes al 11 % del PIB y cinco meses de importaciones, superando las recomendaciones del FMI.
El BCRD reitera su compromiso con la estabilidad de precios y la salud macroeconómica del país, destacando la resiliencia del sector productivo y la solidez de los fundamentos económicos, que permiten mantener una percepción de riesgo país favorable frente al resto de América Latina y otras economías emergentes.
El ente emisor continuará monitoreando el entorno nacional e internacional para actuar oportunamente y fomentar la recuperación económica.