Puerto Príncipe.- Las bandas armadas en Haití escogen cada vez con mayor frecuencia a mujeres y niños como objetivo de sus secuestros por tratarse de víctimas especialmente vulnerables, que ya suponen una tercera parte de los raptos que se perpetran en el país, de acuerdo con Unicef.
Así se lo manifestó a Efe el jefe de comunicación de la organización para América Latina y el Caribe, Laurent Duvillier, quien señaló que «nada indica que esta tendencia vaya a cambiar a la baja. Al contrario, cada semana las bandas criminales extienden más su poder y control», principalmente en la capital del país.
Con ello, «se incrementa cada vez más la probabilidad de secuestros y, lo que resulta muy preocupante, es que antes los niños, las niñas y las mujeres no eran la meta» de las pandillas, que ahora sí «están buscando presas vulnerables, fáciles» y ese grupo de población lo es porque carece de protección, apuntó.
Prueba de ello es la extorsión a la que las bandas armadas están sometiendo a las escuelas, principalmente de Puerto Príncipe, a las que exigen dinero a cambio de dejarlas fuera de sus objetivos.
No pagar ese tributo forzoso supone exponerse a «varios tipos de amenazas» a cualquier hora del día, como robo, allanamiento y secuestros, tanto del personal docente como de los propios alumnos y, «obviamente, las escuelas que están ubicadas en las zonas controladas por las bandas» corren mayores riesgos, agregó Duvillier.
Aún así, ninguna está libre de la intimidación de los grupos criminales, como quedó patente el pasado sábado, cuando miembros de una pandilla asaltaron, durante el horario lectivo, un colegio de Canapé Vert, zona que no está bajo el control de las bandas, matando al padre de un alumno e hiriendo a tres personas incluido un niño.
En la organización están especialmente preocupados por el componente de acoso y abuso sexual que muchas veces sufren las niñas víctimas de secuestro, indicó el portavoz de Unicef.
Es frecuente que «durante su cautiverio sean violadas, un factor agravante más allá del trauma que genera el propio secuestro», lo que hace necesario, además de un apoyo psicosocial un apoyo médico».
De todos modos, cualquiera que sean las condiciones del secuestro, «ya es una experiencia muy traumática para un niño, explicó Duvillier.
«El simple hecho de no poder moverse, de escuchar las conversaciones entre los secuestradores y las familias, las amenazas de muerte, la negociación y la ansiedad de no saber qué va a pasar» deja importantes secuelas psicológicas en los menores, que habitualmente se ven expuestos a violencia y humillación.
Los secuestros son una forma de financiación para estas bandas y, en lo que va de año, se han reportado al menos 747 secuestros, según datos del Centro de Análisis e Investigación de los Derechos Humanos (Cardh), que alertó del incremento exponencial de víctimas, con 117 solo en septiembre y 119 en la primera quincena de octubre.
Haití atraviesa una fuerte inestabilidad desde el asesinato del presidente Jovenel Moise, el pasado 7 de julio, una crisis que se ha visto agravada en las últimas semanas por la inseguridad causada por las bandas armadas.
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