¡Qué manera de justificar la cobardía, la traición y la irresponsabilidad!
Sabían los seguidores de Jesús de Nazaret que en ocasión de las pascuas judía había la oportunidad para conseguir el perdón y la liberación de su líder, pero, presos del miedo se dispersaron, y cuando Pilatos en una pregunta colocada para que la respuesta favoreciera a rey de los judíos, solicitó a las masas que decidieran a quién perdonar, favorecieron a Barrabás. ¿Por qué?
Contrario a los seguidores de Cristo, los de Jesús Bar Abba, si estuvieron militantes ante la cita para favorecer a su orientador, que estaba preso junto a otros seguidores después de haber protagonizado un motín en el que hubo un muerto.
Pero resulta que nadie menos indicado que Pedro, le va a dirigir a los que estuvieron allí para abogar por Barrabás, este reproche que Lucas recoge en los Hechos de los Apóstoles: “Ustedes han pedido que se les entregara a un asesino, mientras que han hecho morir al Jefe que lleva la vida”.
Esas masas han sido muy vilipendiadas y se les cita como ejemplo de volubilidad porque supuestamente recibieron a Jesús, en su entrada a Jerusalén con el grito de Hosanna y después pidieron su crucifixión. Es una calumnia porque ha quedado claro que no era la misma gente.
Joseph Ratzinger, actual papa Benedicto XVI se ha sumado a los teólogos que enfrentan esa equivocación, y sostiene que “la escena del homenaje mesiánico a Jesús tuvo lugar al entrar en la ciudad, y sus protagonistas no fueron los habitantes de Jerusalén.
“Mateo lo da a entender de la manera más explicita: “Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada “¿Quién es éste?”. La gente que venía con él decía: “Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea”. Es decir que la gente que lo vitoreaba era la misma que lo acompañaba.
Marcos y Lucas, no tratan a Barrabas ni como un delincuente ni asesino, sin embargo Juan, sin más ni más lo etiqueta de salteador, y ayudado por Hollywood, que en 1962 lanzó una producción protagonizada por Anthony Quinn, lo han hecho figurar en la historia del relato cristiano como el jefe de una banda de asaltantes de caravanas.
Se trataba de un Mesias con propósitos distintos a los de Jesús, encarnaba el mesianismo guerrero que esperaban los judíos para desatarse el yugo romano, representando un peligro de sedición real para Roma, por lo que ante Pilatos era mejor candidato para la crucifixión.
El otro Mesías era inofensivo, el no se había declarado directamente rey de los judíos, aunque ante la respuesta dada a Pilatos, se intuía que se sentía como tal “Tu lo dices, soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para ser testigo de la verdad…”, pero “mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado porque no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.
¿Qué peligro representaba para nadie un rey de paz? Ninguno, porque incluso extrañamente nadie presentó cargos en su contra por el desorden que había provocado en la antesala del templo judío, conocida como patio de los gentiles donde derribó mesas de cambistas y vendedores de aves sacrificiales, en un acontecimiento que se narra ocultando que estaban esos comerciantes allí por las reglas del templo.
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