Santiago de Chile.- El presidente de Chile, Gabriel Boric, concretó este martes un giro hacia el centro tras el aplastante rechazo a la nueva Constitución, resultado que ha sacudido las bases de su gestión y obligado a reestructurar el corazón de su gabinete en busca de una relación más fluida con el Congreso, clave para el futuro proceso constitucional.
Desde el Palacio de La Moneda, Boric anunció la salida de dos de sus pilares: la ministra de Interior, Izkia Siches, médico independiente que enfrentó dificultades tempranas una vez asumido el cargo, y Giorgio Jackson, ministro Secretario General de la Presidencia (Segpres), su mano derecha, al que entregó un ministerio de menor relevancia.
Con el doloroso resultado del plebiscito aún fresco, que empoderó a la oposición, Boric optó por amortiguar el efecto adverso ampliando su gabinete con figuras de la ex Concertación y del Socialismo Democrático -hasta ahora con un papel secundario en la coalición- mayor presencia en su anillo más influyente: el comité político.
NUEVA CONDUCCIÓN
Durante el cambio de gabinete, Boric reconoció que este es «uno de los momentos más difíciles» desde que en marzo asumió la jefatura del Estado, y pidió gestar una «nueva coordinación del Gobierno» que «fortalezca la coalición» que los respalda.
Con ese objetivo, el mandatario decidió incorporar al ministerio del Interior a la cientista política, militante del Partido por la Democracia (PPD) y emblemática figura de los partidos que gestionaron la transición (Concertación), Carolina Tohá, dando espacio a un sector que hace semanas aspiraba con un puesto en el primer anillo presidencial.
A su vez, puso al frente de las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo a la abogada y militante del Partido Socialista (PS) Ana Lya Uriarte, exjefa de gabinete de la ministra del Interior saliente, cuyo perfil puede contribuir a tender puentes con el Congreso, entidad que será protagonista para la continuidad del proceso constituyente.
«Una de las grandes lecciones del proceso constituyente es la dificultad de conducir cambios de esta complejidad y negociar de manera exitosa sin una conducción política con experiencia, cohesionada y coherente. Eso probablemente te lo da más la exConcertación que la coalición más cerrada del Frente Amplio«, dijo a Efe la decana de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales, Rossana Castiglioni.
«(Boric) Se está dando cuenta de que en esta etapa que viene, el actor fundamental va a ser el Congreso, necesitando actores con capacidad de negociar y que tengan comunicación fluida. El presidente está siendo pragmático, está pensando más en grande. Es un momento en el cual se está jugando el proyecto país y la única forma de avanzar es tener interlocutores válidos», agregó.
LA PRESIÓN DE LA DERECHA
Tras el plebiscito, los sectores más duros de la oposición, entre ellos la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), condicionaron su participación en reuniones con la Presidencia para proyectar el proceso constituyente hasta que el Ejecutivo «ordenara la casa».
«La ultraderecha y la derecha no pueden estar marcando la pauta al Gobierno, eso es inaceptable», señaló molesta desde el Congreso la diputada del PC, Carmen Hertz.
Una vez conocida la nueva composición del Gabinete, la coalición opositora de derechas «Chile Vamos» reiteró su negativa a asistir a la reunión convocada por el mandatario para consensuar un nuevo itinerario constitucional, pero la primera gestión como ministra de Uriarte consiguió convencerlos.
«En vista de esa conversación y valorando este buen estreno de la Ministra de la Segpres, Renovación Nacional y Chile Vamos, han tomado la decisión de participar en esa reunión», apuntó el diputado de Renovación Nacional (RN), Diego Schalper.
LOS OTROS CAMBIOS
La nueva configuración del gabinete no pasó solo por el comité político, sino que se modificaron además carteras sectoriales: Energía, Salud y Ciencias tendrán conducciones renovadas.
Se trata de la primera reestructuración del Gobierno en seis meses de mandato, donde Boric recalcó las urgencias que deberán enfrentar como Ejecutivo, pasando por las alzas al costo de la vida, las listas de espera en la salud pública y el déficit de vivienda que supera los 600.000 hogares.
«No dejaremos de lado las reformas estructurales con las cuales nos comprometidos ante el pueblo de Chile, porque este gabinete hace suyo el mandato del cambio transformador por el cual llegamos a La Moneda, y en eso, ni un paso atrás», subrayó el mandatario.
«Los procesos de transformación social son siempre de largo aliento, la misma historia de Chile nos ha enseñado que los grandes cambios, los que perduran, son aquellos que no se hacen de la noche a la mañana, y que para concretarse requieren ser abrazados por las grandes mayorías. No podemos olvidar esa lección», declaró en razón de los resultados del plebiscito constitucional.
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