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Buscando las divisas

Pero resulta que hasta ahora el gobierno de Donald Trump se opone a la creación de nuevos DEGS porque como se reparten en proporción a las cuotas que tienen todos los países en el FMI, les tocarían DEGS a Venezuela, China e Irán, países cuyos regímenes Washington no quiere ayudar.

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Todo iba muy bien hasta mediados de marzo cuando desaparecieron las divisas del turismo y otras fuentes. Si bien es cierto que la muy fuerte reducción en el costo de importar petróleo, carbón y gas natural se ha reducido muchísimo y las importaciones en general también lo han hecho debido a la menor demanda, no es menos cierto que enfrentamos un muy serio problema de balanza de pagos.

Pero en los últimos días hemos recibido dos noticias que son buenas, sobre todo dentro del ambiente tan malo. Las remesas bajaron un 20% en marzo pero como no hubo problemas en la primera quincena de ese mes se presumía que la reducción de abril iba a estar en alrededor de un 40%. Sin embargo, nos dicen que fue solo de un 15% y eso se debe a que, al igual que en la República Dominicana, el gobierno americano y otros europeos entregaron dinero a obreros que han quedado desempleados, tanto así que en algunos casos dominicanos que están en sus casas en Nueva York están recibiendo más plata que cuando trabajaban.

Por otro lado desde marzo la emisión de bonos soberanos se había estancado pero una buena noticia es que recientemente Perú, Guatemala, México y Panamá han emitido nuevos bonos, más caros por supuesto, pero bien apetitosos.

La revista The Economist ha preparado una lista de 66 países emergentes y sus posibilidades de volver a emitir bonos y entre los latinoamericanos vistos positivamente, además de los cuatro que ya emitieron, están Paraguay, Bolivia, Colombia, Brasil, Chile y nuestro país. Fitch, la evaluadora de riesgos, en lo que va de año ha bajado sus calificaciones a 18 países del mundo entre ellos el nuestro. El hecho de que vamos a contar con un nuevo equipo económico en asuntos de semanas, no importa quien gane, dificultaría colocar nuevos bonos hoy día.

Más de cien países, incluyendo diez latinoamericanos y la República Dominicana, han acudido en lo que va de este año al Fondo Monetario Internacional (FMI), algo nunca visto. En 1984, cuando el inicio de la “década perdida” acudieron catorce países latinoamericanos. Están disponibles todavía más recursos del FMI pero esos son los condicionados y esa negociación tendría que hacerla el próximo gobierno. En el presupuesto modificado que se presentará en los próximos días aparecerá el nuevo estimado para finales del presente año del valor del peso con relación al dólar.

Ya hemos tomado recursos del Banco Mundial pero falta por ver si el Banco Central norteamericano hará una operación “swap” con el nuestro como ha negociado con catorce países. El BID, la CAF y tal vez Europa nos presten plata.

Es el momento ideal para volver a emitir derechos especiales de giro (“DEGS”). La pandemia es un problema mundial y requiere soluciones que beneficien a todos los países del mundo, la gran mayoría de los cuales son miembros del FMI.

Pero resulta que hasta ahora el gobierno de Donald Trump se opone a la creación de nuevos DEGS porque como se reparten en proporción a las cuotas que tienen todos los países en el FMI, les tocarían DEGS a Venezuela, China e Irán, países cuyos regímenes Washington no quiere ayudar.

Aunque es un problema mundial, hasta ahora los ministros de Hacienda de los veinte principales países del mundo, el “G-20”, tan solo ha aprobado diferir el repago de la deuda de los países más pobres y que en América Latina tan solo abarcan a Haití y Bolivia y solo para préstamos públicos bilaterales, léase USAID, gobierno chino, gobierno venezolano, etc. El tema de reprogramar el repago de los bonos soberanos de los países del mundo, es decir deudas con acreedores privados, no ha llegado a la mesa de negociación. Es hora de que eso ocurra. Desde que Nixon desvinculo al dólar del oro, pasando por el acuerdo del Smithsonian, la crisis latinoamericana de 1982-84, el cierre del Continental Illinois, el acuerdo en el Hotel Plaza, el Plan Baker, y hasta la crisis del 2007-2009, el G-20 ha podido enfrentar esas crisis y la actual es la más grande de todas. China y Estados tienen que poner de lado sus conflictos bilaterales que imposibilitan un acuerdo.

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