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Batalla Electoral 2024

Campaña interesada y desleal

En ninguna de ambas ocasiones, ni en esa cadena ni en  ningún otro medio en los propios Estados Unidos se les ocurrió desarrollar una campaña calificando de inseguras tanto a Las Vegas como a Orlando, y recomendando a turistas, tanto locales como foráneos, abstenerse de visitarlas.

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El ingeniero Osiris de León, cuya fama profesional se cimenta en sus vastos conocimientos y prestigio como geólogo, sale en oportuna defensa de nuestra pujante y ahora atacada industria turística con un certero enfoque en su columna semanal del matutino El Caribe.

De León recuerda que por su importancia y valor de multiplicación que se refleja en prácticamente todas las restantes actividades económicas, el turismo es una industria altamente competida.  Y que tal como hemos advertido en diversas oportunidades, no siempre esa competencia se desenvuelve en un plano legal y leal.

Tal plantea y nosotros insistimos una vez más, parece estar ocurriendo en el presente caso con la inesperada y distorsionada campaña dedicada a arrojar sombras sobre el nivel de seguridad de que disfrutan los turistas en nuestro país, y que en algunos casos ha encontrado inclusive eco en algún que otro medio local.

Tanto la embajadora estadounidense en el país  quien ha declarado que muertes de turistas se producen en cualquier parte del mundo como el propio Departamento de Estado de los Estados Unidos reconoce que las que han tenido lugar en el país se encuentran dentro del promedio considerado normal.

No obstante se ha querido rodear de suspicacias el  fallecimiento de media docena de turistas norteamericanos ocurrida en el primer semestre del presente año, en todas las cuales los informes de Patología establecen de manera irrefutable que en ninguno de los casos se apreciaban señales de violencia y que su deceso respondía a situaciones pre-existentes de salud.

De León se refiere, sin identificarla, a una poderosa cadena mediática estadounidense que ya sea para despertar el interés morboso del público o por otra razón encubierta, se ha prestado a promover la campaña de descrédito contra nuestra industria turística, proyectando al país como un destino inseguro.

A ese respecto de León, y por vía de contraste, recrea dos hechos registrados en los propios Estados Unidos que sirven de ejemplo contundente a la parcialidad de dicho medio.

En octubre del 2017, o sea, hace menos de dos años, en la ciudad de Las Vegas, uno de los principales sitios turísticos de los Estados Unidos, que cada año recibe a millones de visitantes norteamericanos y  extranjeros, un individuo se parapetó en el piso 32 del conocido hotel Mandalay Bay, apertrechado con nada menos que diez rifles automáticos, con los cuales disparó de manera indiscriminada contra una muchedumbre de 22 mil fanáticos que asistían a un concierto de música country, matando a 58 personas y ocasionando heridas a otras 500 antes de que pudiera ser descubierto y abatido por los agentes policiales.

Pero apenas un año antes, en el 2016, en la también muy turística ciudad de Orlando, cercana al llamado “mundo mágico de Disney World”, un  joven entró armado en una discoteca a las dos de la madrugada, disparando a mansalva contra cientos de asistentes, dando muerte a cincuenta e hiriendo a cincuenta y tres antes de que la fuerza pública pudiera poner término a la brutal matanza.

En ninguna de ambas ocasiones, ni en esa cadena ni en  ningún otro medio en los propios Estados Unidos se les ocurrió desarrollar una campaña calificando de inseguras tanto a Las Vegas como a Orlando, y recomendando a turistas, tanto locales como foráneos, abstenerse de visitarlas.

Son pruebas claras y contundentes de la campaña parcializada, interesada, deshonesta y desleal promovida contra la industria turística nacional que por sobrados motivos: atractivos naturales, amable y cálida acogida de la gente, modernos y confortables hoteles con gran diversidad de atracciones,  personal altamente calificado, calidad de servicio y tarifas competitivas se ha posicionado como el principal destino vacacional de la región y el de más sostenido crecimiento a nivel continental.

La respuesta por nuestra tiene que ser contundente en la defensa del sector.   El interés que se estará defendiendo no se reflejará solo en los balances de los hoteleros como algunos pudieran creer equivocadamente, sino que tendrá tan extenso valor de multiplicación como sectores productivos se benefician directa e indirectamente de esa actividad, considerada con justicia uno de los principales motores de nuestro desarrollo económico y social.

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