Santo Domingo.- El ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, expresó este miércoles que es fundamental modificar el abordaje de la persecución al tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas.
“Debemos ya modificar el abordaje de la persecución al tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas, persiguiendo principalmente al traficante de forma vigorosa. Invertir el enfoque es necesario para detener de una vez por todas la puerta giratoria de la migración irregular. Si no combatimos efectivamente el tráfico y la trata, todas las demás medidas serían pírricas. El tráfico ilegal de migrantes y la trata de personas son crímenes graves contra la nación”; dijo.
Al participar como orador invitado y huésped de honor en el Almuerzo Empresarial de la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAMDR), el funcionario también señaló que existen evidencias de que la irregularidad migratoria es un factor que afecta la formalidad laboral y los salarios de los inmigrantes, a su vez convirtiéndolos en un factor que empuja hacia abajo los salarios de los trabajadores más pobres.
“Por el contrario, una gobernanza migratoria adecuada contribuiría a mejorar los salarios y la formalidad laboral en los sectores más pobres”, declaró.
Roberto Álvarez enfatizó que en el país aún quedan desafíos pendientes para enfrentar las desigualdades de oportunidades e ingresos como son la necesidad de una transformación en la educación, la salud y la gobernanza migratorio-laboral.
También abordó temas relacionados a las relaciones diplomáticas, políticas y comerciales del país con otras naciones, el sistema educativo, así como el tema de la salud, los retos migratorios, política exterior y Haití.
A continuación, el discurso íntegro del canciller Roberto Álvarez como orador de la AMCHAMDR.
24 de junio del 2024
La política exterior de un Estado proyecta buena medida su realidad interna. Más aún: la política exterior no puede separarse de la política interior del Estado y, por lo tanto, de la relación con sus instituciones. Este vínculo quedó concisamente plasmado en la célebre frase atribuida al fenecido político estadounidense Tip O´Neill: “Toda política es local”. Por eso, en el Ministerio de Relaciones Exteriores seguimos de cerca y reflexionamos continuamente sobre la realidad nacional.
Algunas de esas reflexiones son el punto de partida para mis palabras de hoy ante ustedes, que aspiro sean un estímulo más para en el objetivo de renovación del Cambio que se propone realizar el gobierno de presidente Luis Abinader en los días por venir. Para iniciar, esbozaré algunas ideas sobre el desarrollo democrático y económico, resaltando los avances y algunos de los desafíos pendientes para enfrentar las desigualdades de oportunidades e ingresos que prevalecen en nuestra sociedad. Estos son: la necesidad de una transformación en la educación, la salud y la gobernanza migratorio-laboral.
Considero que esos tres elementos son nodales para coadyuvar a las fundamentales reformas planteadas por el presidente Luis Abinader. Además, son indispensables para entender hacia dónde queremos ir y cuáles son las acciones necesarias para alcanzar nuestros objetivos de crecimiento económicos con equidad y bienestar para todos.
Antes de entrar en el análisis permítanme referirme sobre el factor externo que más ha incidido en nuestra realidad: Haití.
Desde el asesinato del expresidente Jovenel Moïse, el vecino país ha estado sumergido en la peor crisis de su historia. Para llamar la atención sobre dicha crisis nuestro gobierno, con el presidente Abinader a la cabeza, desplegó una sistemática ofensiva diplomática.
En los últimos meses se han creado las condiciones para que Haití salga de esa situación. Se instaló un Consejo Presidencial de Transición, designó un primer ministro y un nuevo gabinete, y llegaron los primeros efectivos Kenianos de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití establecida por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El gobierno dominicano seguirá colaborando con la comunidad internacional, en lo que nos competa, para contribuir a que Haití pueda celebrar elecciones y elegir un gobierno legítimo que asuma el poder el 7 de febrero de 2026. Hoy tenemos la esperanza de que, en este momento histórico y crucial, Haití pueda emerger de la crisis en que ha estado sumido.
Amigas y amigos, es ampliamente reconocido que República Dominicana es una democracia estable, próspera y en proceso de consolidación. Somos la séptima economía de América Latina y el Caribe y, si seguimos en el sendero correcto, con las reformas necesarias, las perspectivas futuras serán aún más halagüeñas.
Luego de crecer 4.9% en 2022 y 2.4% en 2023, el FMI estima que este año creceremos 5,4% y 5% en 2025. Este crecimiento se ha fundamentado en una estrategia de apertura de nuestra economía al exterior, específicamente al comercio de bienes y servicios y a la inversión, anclados sobre una marcada estabilidad macroeconómica y una envidiable paz social. Las alianzas público-privadas han sido un sello distintivo de este gobierno. Y sus frutos son palpables: Pedernales, Manzanillo y Arroyo Barril.
El Fondo Monetario también ha señalado que, en los últimos 50 años, República Dominicana es el país de América Latina que más rápidamente ha convergido en ingresos per cápita con Estados Unidos. El informe plantea que en 40 años podemos llegar a ser una economía avanzada.
Los factores en los cuales se ha basado este crecimiento incluyen cifras récord en: las reservas internacionales netas, la inversión extranjera directa, el turismo y el comercio exterior. Es de destacar que hoy nuestras exportaciones abarcan, cada vez más,
productos con mayor valor agregado, tales como equipos médicos y quirúrgicos y productos eléctricos.
En este sentido, en 2023 enviamos al exterior 1,173 millones de dólares en productos eléctricos y 2,444 millones en equipos médicos y quirúrgicos. Vale señalar que las empresas de zona franca que producen estos equipos cumplen con los estándares sanitarios y de fabricación exigidos por los mercados más sofisticados, y cuentan con la capacidad para participar en las cadenas de suministro de los productos más complejos, como los semiconductores.
De hecho, el presidente Abinader decretó de alta prioridad nacional la promoción, la innovación y el desarrollo de la industria de semiconductores, sentando las bases para convertir el país en un referente confiable, seguro y competitivo para el desarrollo de esta industria en ensamblaje, experimentación, empaque y distribución (ATP/D).
Las potencialidades de este mercado son extraordinarias y sin dudas representan un cambio impensable años atrás.
Es fundamental enfatizar los factores clave de este progreso socio-económico: el afianzamiento del Estado de Derecho y el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Los siguientes datos en pantalla avalan los avances en transparencia, libertad de expresión, calidad de la democracia y seguridad:
Si superamos ciertos “lastres” podemos avanzar más rápido
Nos sentimos legítimamente orgullosos de estos avances. No obstante, la baja movilidad socioeconómica y las brechas en la distribución de la renta laboral y la riqueza son desafíos que deben ser abordados de manera urgente.
En un informe de 2014 titulado “Cuando la Prosperidad no es Compartida”, el Banco Mundial señaló la baja movilidad social en República Dominicana. Entre 2000 y 2011, sólo el 2% de la población logró escalar al siguiente grupo de mayores ingresos. En contraste, durante el mismo período, en América Latina el 40% logró esa movilidad.
Han transcurrido 10 años desde este informe y los datos muestran que el país ha avanzado. El crecimiento económico pos-pandemia y los programas sociales de estos últimos cuatro años han permitido un aumento del ingreso per cápita que se ha traducido en una importante disminución de la pobreza monetaria, bajando del 25.8% en 2019 a 18.9% a inicios de 2024. En comparación con 2016, cuando la pobreza fue de 34.8%, en 2024 se ha reducido casi a la mitad.
Sin embargo, como muestra el informe de la CEPAL en cooperación con el MEPYD sobre Desigualdad del Ingreso 2012-2019, aún existe gran concentración del ingreso. El 1% más rico de los dominicanos percibe el 30.5% del ingreso bruto nacional.
No obstante, quiero aclarar que el informe también señala que, de los ocho países comparados, República Dominicana es el tercero en el que el 50% más pobre recibe mayores ingresos brutos.
Los datos sugieren que se necesitan medidas de redistribución del ingreso hacia los más pobres, cuidando a la vez los ingresos de la clase media, de forma tal, que aún bajo estas medidas, pueda seguir prosperando.
Sé que existen diversas modalidades de desigualdad, pero hay dos que a nuestro juicio son las de más urgencia. Nos referimos a optimizar el acceso equitativo y la calidad de la educación y la salud.
Existe consenso de que la educación es el eje central de la transformación personal y social, así como del desarrollo nacional. Desde hace décadas, el pueblo dominicano viene luchando por un sistema educativo de calidad. A pesar de los esfuerzos y de los cuantiosos recursos públicos invertidos, la educación sigue enfrentando problemas sistémicos en el aprendizaje y en la equidad educativa. Es por esto que el presidente Luis Abinader declaró que la calidad de la educación será una prioridad de su segundo mandato.
Reconocemos la reciente mejoría en las pruebas PISA 2022, pero los resultados están muy lejos de la magnitud del esfuerzo que hace la sociedad dominicana por financiar una educación de calidad.
La Cuarta Revolución Industrial y la pandemia del Covid-19 han transformado nuestra realidad, obligándonos a reformular los enfoques. La Inteligencia Artificial está llamada a desempeñar un papel fundamental no solo en la educación, sino en todos los sectores productivos. En este escenario, el mes pasado Haydée Kuret de Rainieri, enfatizó la significativa transformación de la industria turística como consecuencia de esta herramienta. La Inteligencia Artificial es un nuevo factor de producción que tenemos que potenciar en todas las áreas de la economía dominicana, así como en la educación formal y técnica.
Es evidente la necesidad de una renovación curricular que modernice los contenidos incorporando las competencias fundamentales del siglo XXI.
De acuerdo con INFOTEP debemos considerar seriamente el bachillerato técnico de doble titulación y la formación de tecnólogos universitario de dos años. Esa medida nos permitiría responder mejor a los requerimientos laborales contemporáneos, consecuencia de la transformación tecnológica y la reconfiguración de las cadenas globales de valor.
Hay que profesionalizar el magisterio y transformar la pedagogía, reentrenando a los docentes de acuerdo con las necesidades y herramientas del siglo XXI. La carrera magisterial tiene que ser una realidad patente para garantizar la sostenibilidad de la reforma educativa.
Señoras y señores, un aspecto a mi juicio importante subrayar: para que nuestro talento humano logre estar técnicamente capacitado en nuestra economía globalizada, es necesario empezar la enseñanza del inglés desde el nivel primario y debe permear toda la trayectoria académica y la formación técnico y profesional. Nuestra apertura al mundo exige la comunicación lingüística.
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