REDACCIÓN.- «Muchas cosas me han enseñado en Canillitas que yo no sabía. Desde que entré ahí, soy otra persona», confiesa emocionado Moisés, uno de los protagonistas de un documental sobre el programa desarrollado en el país, por la organización cristiana española Misiones Salesianas en el que se denuncia el trabajo infantil en ese país caribeño.
«Canillitas» es el título del documental, dirigido por el director español ganador de dos premios Goya Raúl de la Fuente que se presentó esta semana en Madrid, y que relata la historia de Moisés y de otros cinco menores en su misma situación.
El término «Canillitas» se refiere a los menores que buscan sobrevivir en la calle moviendo las piernas como si estuvieran corriendo.
La cinta denuncia la situación de indefensión y los riesgos que enfrentan los niños que trabajan en las calles de Santo Domingo, y destaca los beneficios del programa Salesiano que, desde hace casi medio siglo, contribuye a erradicar el trabajo infantil en todo el mundo.
«Antes de entrar a Canillitas yo no tenía amistades ni con quién jugar en el barrio. Mi día a día consistía en salir de la escuela e irme corriendo a limpiar zapatos», explica Moisés en la rueda de prensa en Madrid en la que se presentó el documental.
A través del programa Salesiano aprendió a tener amistades, a leer y escribir, a ser una buena persona y a llevarse bien con sus compañeros, además de ampliar su repertorio de actividades con campamentos, paseos y la práctica de deportes.
Los avances del programa
Karen Montás, directora de «Canillitas» con Don Bosco en República Dominicana desde hace veinte años, explica que cuando llegó al país caribeño, se sintió impactada porque nunca había visto tanta vulnerabilidad, con viviendas hacinadas, inseguridad y contaminación.
«Recuerdo que le decía a mi madre que me sentía culpable por comer porque había muchachos que no habían comido ese día», confiesa.
Montás se frustraba al principio porque sentía que «nada avanzaba», pero luego se dio cuenta de que es un proceso de cambio de mentalidad, de trabajar con las familias y, sobre todo, con las escuelas, ya que la educación es fundamental para cambiar la realidad.
«Para mí es impactante cuando un muchacho descubre que puede leer, que puede entender lo que dicen los anuncios en la calle, en la caja de un producto o en una etiqueta. Es increíble ver cómo se va produciendo el cambio», revela.
A esto se suma el cambio en las aspiraciones profesionales que se observa con el tiempo. En los primeros campamentos, todos querían ser policías o cantantes de reggaeton porque eso era lo que habían visto en el barrio donde crecieron.
«Pero cuando, por ejemplo, los llevas a un hotel y les muestras que pueden ser gerentes o los llevas a una oficina y les enseñas que podrían trabajar allí, se les abren más opciones y se permiten soñar. Eso es lo más hermoso de todo», asegura.
Las causas por la que estos menores trabajan son muy diversas y los misioneros salesianos tienen ejemplos de respuesta para cada una de ella: los conflictos, la pobreza, los menores huérfanos, los desplazados, los esclavos domésticos… para nosotros la educación en la clave. Y es un trabajo en que vinculamos a Gobiernos, familias y sociedad civil”, argumenta Raquel Fuente, responsable de Cooperación Internacional para el Desarrollo de Misiones Salesianas.
El documental forma parte de la campaña «Soñar sin cadenas», en la ONG denuncia la vulneración de derechos que sufren más de 160 millones de niños y niñas que se ven obligados a trabajar y que no pueden ir a la escuela.
Más de 63 millones de niñas y 97 millones de niños están involucrados en el trabajo infantil, lo que representa casi 1 de cada 10 menores. Además, casi la mitad, 79 millones, realiza trabajos que ponen en riesgo su salud y sus vidas.
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