Redacción internacional.- Tampa Bay, una de las áreas metropolitanas más populares de Florida, en los Estados Unidos, está experimentando una crisis en su mercado inmobiliario debido al aumento de las primas de seguros y la amenaza constante de tormentas devastadoras. Según The Wall Street Journal (WSJ), muchos propietarios en comunidades costeras como Shore Acres están desesperados por vender sus casas tras sufrir repetidas inundaciones.
Kellen Driscoll, residente de Shore Acres, compró su casa en 2019, pero desde entonces ha enfrentado cuatro inundaciones. La última, causada por el huracán Helene, dejó una marca de agua que llegó hasta la mitad de su puerta principal. “Espero poder vender la casa. Es un buen vecindario, pero lidiar con las inundaciones es horrible”, comentó Driscoll al WSJ mientras desechaba sus pertenencias dañadas.
El mercado inmobiliario en Tampa Bay, que incluye a St. Petersburg, había visto un auge significativo, con los valores medianos de las viviendas casi duplicándose desde 2018 hasta junio de este año, según datos de Redfin. Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente. La oferta de viviendas aumentó un 58% en agosto en comparación con el año anterior, mientras que la demanda disminuyó un 10%, según Parcl Labs.
Jason Lewris, cofundador de Parcl Labs, señaló que Tampa ya estaba mostrando signos de debilitamiento antes del huracán Helene. “Este huracán puede agravar las dinámicas del mercado que han estado ocurriendo en los últimos meses”, afirmó antes de que tocara tierra y dejara una gran devastación a su paso.
El aumento de las primas de seguros también está afectando a los propietarios. Jacob McFadden, quien compró su casa en 2020, vio cómo su prima de seguro casi se cuadruplicó, pasando de 880 a 3,300 anuales dólares. “No sé cuánto tiempo más voy a seguir viviendo frente al mar”, dijo McFadden, quien también sufrió daños significativos en su hogar debido al más reciente huracán.
El impacto de las tormentas y el aumento de los costos de seguros están haciendo que muchos propietarios reconsideren su permanencia en la región. Dustin Pentz, quien había evitado inundaciones durante una década, tuvo que usar una tabla de paddle para llegar a su casa tras el huracán Helene y encontró su refrigerador volcado y su colchón empapado. “Este vecindario es increíble, con excelentes escuelas, pero nadie quiere lidiar con esto todo el tiempo”, comentó Pentz al Wall Street Journal.
La situación es especialmente difícil para las familias de clase trabajadora. Domonique Tomlinson, una maestra, y su esposo Leon, gerente de una tienda de comestibles, están preocupados por ser desplazados debido a los altos costos de seguros y las medidas preventivas necesarias. “Básicamente, las únicas personas que podrán vivir aquí serán los ricos que puedan construir casas elevadas”, dijo Tomlinson.
El huracán Helene, el peor en un siglo para la región, también causó daños significativos en otras áreas, incluyendo las Carolinas. La Organización Internacional para las Migraciones estima que los daños por la tormenta podrían alcanzar los 26,000 millones de dólares.
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