Ayer comenté que algunos tuiteros, despistados o llenos de mala fe, atribuyen al Ayuntamiento la responsabilidad por los tapones en la capital y que convendría a esos cacoerrolas aprender sobre el método de análisis causa raíz, o Ichikawa. También opiné que los policías de tránsito empeoran el flujo vehicular al sustituir a semáforos inteligentes. Sin embargo, una causa raíz es que la cantidad de carros, camiones, guaguas, motocicletas, chatarras y demás desborda la capacidad de las calles y avenidas.
Mi lector Phillipe Boulsicat me escribió al respecto: “Lo del tránsito empeora porque no hay consecuencias para conductores, policías ni autoridades. Nadie respeta las reglas, ni la policía que carece de autoridad por su inconsistencia. En todas partes cualquiera se parquea donde quiera sabiendo que viola la ley. Si remolcaran los mal parqueados y aplicaran multas, como ocurre en Estados Unidos, habría un disuasivo convincente y un ingreso institucional, no de picoteo, para la Policía”.
¡Cuánta razón tiene Boulsicat con eso de la falta de consecuencias! Es otra causa raíz de males peores.
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