La reciente anulación de las pensiones descaradas enla Superintendenciade Bancos y la destitución de su ex director del cargo de Contralor General constituyen una muestra contundente de la diligencia con la cual actúa el gobierno dominicano cuando le interesa.
Y su vieja actitud de tortuga frente al latrocinio de Bahía de las Águilas, Playa Blanca, Cabo Rojo, “Bucanyé” y de todo recurso natural que en la provincia fronteriza Pedernales huela a dinero, es una representación de su apasionado amor por la displicencia, exhibida sin rubor cuando él o algunos de sus actores son cómplices del delito.
Todo depende.
Pedernales y todo el camino que lleva a ella es una poesía de la naturaleza. Más que sus inigualables playas, su impresionante hoyo de Pelempito, su sol, sus pescados y mariscos (incluidos cangrejos)… Más allá de lo mediáticamente conocido, este pueblo sureño sinteriza una experiencia rica en detalles no siempre advertidos si están dispersos, con lo cual dispara, para bien, hasta las más escondidas emociones. Quién sabe si el secreto comienza por su diversidad de cactus, los abstractos de sus viejísimos arrecifes, su cuarzo sacado a hurtadillas, su aragonita y sus piedras vivas (el pedernal de donde le viene el nombre)
La “viveza criolla”, de la que hablaba Arturo Uslar Pietri, inteligente al fin, olfateó hace mucho que aquel tesoro era robable, y se lo robó.
Los títulos de propiedad falsos son incontables, como incontables los eufemismos usados desde los años noventa del siglo XX para designar al fraude: adquirientes de buena fe, títulos buenos, títulos malos, títulos saneados, apropiación…
Suerte que la doctora Picky Lora (Carmen Luisa Lora Iglesias) vivió para documentar y develar la trama. Directora de Catastro, durante el primer período de Leonel Fernández (1996-2000) fue apoderada para desenmarañar la madeja. Indoblegable, lo logró. Hubo acusaciones formales del Ministerio Público contra un grupo, comenzando por funcionarios del gobierno de Balaguer que antecedió a Fernández.
Picky murió pero sus hijas entregaron al Presidente Fernández, el 24 de abril de 1999 (aniversario 34 dela Guerraprovocada por el derrocamiento de Juan Bosch), las evidencias recopiladas sobre el gran delito. En 2004, poco antes de irse de Palacio, el Presidente Hipólito Mejía dispuso el desistimiento de las acciones legales del Estado en contra de los imputados y la devolución de los “títulos”, mientras autorizaba la instalación de una fábrica de cemento extranjera (Cemento Andino Dominicano), contaminante y explotadora de obreros, en Cabo Rojo, el mismo entorno piensan comenzar el desarrollo turístico.
Ahora, el segundo tribunal colegiado dela CámaraPenaldel Juzgado de Primera Instancia del Distrito ha declarado la extinción de la acción pública contra los acusados en el bochornoso caso, debido –entendieron los jueces– a la indiferencia del Ministerio Público como representante de los intereses del Estado.
Aunque el MP acaba de solicitar ala SupremaCorteque anule tal decisión judicial, presiento una solución salomónica; de esas tan comunes en RD cuando el hurto es monumental. Devolver parte de lo robado al Estado se ha convertido aquí en garantía rutinaria de libertad y honorabilidad. Además, lo conocido como caso Bahía de las Águilas es una puntita de la gigante montaña de corrupción en torno a las tierras con vocación turística y agrícola de la provincia.
Así que junto con los seis o siete acusados de la rapacería, deberían estar ciertos políticos con aureola de dioses, y testaferros (familiares y amigos), a menos que desde el mismo Estado se apueste al sacrificio simulado de dos o tres culpables para proteger a los protagonistas y justificar una negociación lesiva para los intereses nacionales.
Con la muerte de Picky Lora parece que murió la defensa del patrimonio robado a la provincia. En honor a su valentía y su honestidad, hace rato que, en todo el país, debió levantarse un tsunami de protestas que no terminara hasta llegar al fondo de la corruptela, para arrancarla de raíz y desenmascarar a los actores que se mueven detrás del telón.
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