Uruguay.– Aunque estén a 11,000 kilómetros de distancia, científicos del Institut Pasteur de Uruguay y del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia están trabajando en conjunto en un análisis sobre la proteína p53, una de las más estudiadas del mundo ya que puede ayudar a combatir el cáncer.
Dos científicos uruguayos forman parte de esta investigación –informada este martes por El País– y cuenta con el financiamiento de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Los investigadores son Ignacio López (de 37 años) e Irene Larghero (de 26), quienes se inscribieron en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) y, con el tiempo, se fueron acercando a la biología celular y a la bioquímica.
Larghero explicó que la p53 es considerada como “bisagra” ya que más de la mitad de los pacientes con cáncer tienen mutaciones de esta proteína, lo que en parte explica el desarrollo de la enfermedad.
Desde el nacimiento hasta la muerte de una persona, explicaron los científicos al diario uruguayo, muchas células del organismo nacen, se multiplican, envejecen y mueren. Ese proceso se traduce en la sustitución de las células que sufren algún daño y deben eliminarse. Cada célula tiene una especie de freno que regula su multiplicación y, sin ese límite, el proceso se daría sin control, lo que favorece a que se propaguen células dañadas. Este es el origen del cáncer.
Los genes tienen un rol clave en este proceso ya que contienen la información para producir la proteína que le indica a la célula cuándo activar o frenar la división.
Cuando estas proteínas pierden la capacidad, las células no se saben frenar y se desarrollan sin control, lo que contribuye al desarrollo de tumores.
Con esta investigación, los científicos buscan aportar más evidencia sobre la proteína p53. Está estimado que la mitad de los pacientes con cáncer han presentado mutaciones de esta proteína p53 y, por eso, los investigadores uruguayos y franceses buscan profundizar en su conocimiento, algo que podría derivar en nuevas curas para la enfermedad.
El estudio no se hace con pacientes sino con la proteína por sí sola y consiste en indagar cómo se produce la p53, a partir de la información almacenada en los genes y cómo ejecutan las funciones. Con esta información, se podría ayudar a la proteína a su trabajo y evitar la multiplicación de células enfermas.
“La p53 es una proteína central. Es capaz de censar –a partir de otras proteínas y otros factores dentro de la célula– muchísimas cosas, escenarios. Si hay problemas en el ADN, con las proteínas, con el metabolismo; si hay un virus que está infectado”, explicó.
Esta proteína también tiene la capacidad de integrar toda la información y “guiar, orquestar, dar órdenes, delegar a otros factores celulares para que se encarguen de lo que hay que hacer”. Así, entonces, pueden ordenar que hay que matar a la célula, frenar un ciclo celular, cambiar un poco el metabolismo o reparar el ADN”, afirmó.
De una manera más coloquial, los científicos explicaron que si una célula maligna quiere formar un cáncer, es muy probable que “le pegue” a esta proteína porque es una defensora muy importante.
El origen de la investigación se remonta a la constatación empírica de este fenómeno. López, el mayor de los dos científicos, recién había entrado al Laboratorio de Bioquímica cuando se identificaron mutaciones en el gen que codifica para la proteína p53 en muestras de pacientes brasileños con cáncer colorrectal. Este estudio llevó a la colaboración con un grupo francés, que es el que actualmente continúa trabajando con los uruguayos.
Los investigadores franceses también analizaban la proteína p53, pero la diferencia es que ahora no lo hacen basados a nivel de las mutaciones del gen que la codifica, sino sobre la forma en cómo trabaja la proteína.
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