El gran imperio gringo ha hecho bien al propagar por el mundo sus valores e ideales democráticos, promoviendo el imperio de la ley, el debido proceso y los derechos humanos.
Pero frecuentemente yerra, pues al juzgar a países amigos usa un baremo mucho más alto que cuando se trata de naciones como Arabia Saudita (una dictadura monárquica cuyo petróleo necesita) o Haití (un territorio inviable dominado por bandas y narcotraficantes del cual no quiere ocuparse).
Su Departamento de Trabajo chismea sobre “condiciones laborales peligrosas” aquí, como si ellos no explotaran de forma peor a sus inmigrantes ilegales. Cualquier trabajo en República Dominicana es muchísimo mejor que las condiciones en Haití, no sólo laborales. Los burócratas que vienen a ningunear a los dominicanos responden a lobistas azucareros de Luisiana o de su industria textil que ven como competidores a las industrias dominicanas.
Agradecemos el compromiso estadounidense por mejorar la sociedad dominicana, pero hay muchísimas cosas mejores que podrían hacer, como eliminar su consumo voraz de drogas que nos corrompe hasta el tuétano. O meterse en Haití…
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