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Como Eta la Cosa

Un cordial saludo a todos mis queridos lectores.

Hay un segmento en uno de los noticieros de Servicios Informativos Nacionales, (S.I.N) el cual me gusta mucho y se titula “Como eta la Cosa”. Me gusta porque se apega muchísimo a la realidad que vivimos cada uno de nosotros diariamente en nuestra ciudad. Vendedores, comerciantes, personajes de la vida cotidiana de nuestras calles, en fin todo lo que a diario vemos y vivimos en nuestro ambiente urbano.

He querido escribir hoy sobre este título: “Como eta la Cosa”. Siempre he dicho que las cosas van a estar como yo quiera que estén. Se cuenta que una vez un niño de aproximadamente siete años de edad se dijo: Yo soy más inteligente que Dios, y se lo voy a probar engañándolo. Tomo un pajarito en sus manos y se fue a un monte y ahí dijo: ¿Dios como está este pajarito, vivo o muerto? El pensó, si Dios me dice que está vivo, yo le aprieto la cabecita, abro mi mano y le digo, ves, está muerto. Si Dios me dice que está muerto, yo abro mi mano, lo dejo volar y le digo: tú ves está vivo, y así le probare que soy más inteligente que El. Hiso la pregunta y entonces se escucho una voz que venía de lo alto y que dijo: Ese pajarito va a estar según tu corazón quiera que este.

Porque les digo esto, porque las cosas van a estar según nosotros queramos. No hay nada malo, lo hace malo el uso que nosotros los seres humanos le demos a las cosas, por ejemplo: Un arma blanca, es decir un cuchillo, un machete, y demás, si son utilizados para cortar la carne, los vegetales, el pasto y podar los arboles, son buenos, ahora si son utilizados para asesinar a una persona, son malos. Las armas de fuego, si son utilizadas para practicar el deporte del tiro, o para cazar, son buenas. Si se utilizan para atracar o asesinar a otro ser humano, son malas. La dinamita, si se utiliza para derribar una montaña y que por ahí pase una carretera más adelante, o para excavar y sacar metales o piedras preciosas es buena, pero si se utiliza para actos terroristas o para fabricar bombas que destruyan a un pueblo, es mala. Entonces todo depende del uso que le demos, las cosas pueden ser buenas o malas.

¿Qué cómo está la cosa?, no está nada bien, ¿saben por qué?, porque nosotros los seres humanos no andamos bien y tenemos totalmente la culpa de lo que está sucediendo en nuestro vecindario, nuestra ciudad, nuestras playas, nuestros pueblos y nuestro mundo. Lo más triste es que le echamos la culpa a la presión con que vivimos, a los bajos recursos económicos que tenemos, al salario tan bajo que devengamos, a los precios de los combustibles y de los alimentos que consumimos, en fin como dice el famoso refrán español: “Todos los pájaros comen Arroz, y el toti carga la culpa”, pero bueno, aquí los que tenemos que cargar con la culpa somos cada uno de nosotros, porque como dice el Evangelio de San Mateo, Capitulo 5, Versículos del 13 al 16: “Nosotros tenemos que ser luz del mundo y sal de la tierra”, y en infinidad de ocasiones ni somos luz ni somos sal, más bien andamos con los faroles apagados, y somos obscuridad, ni tampoco servimos para darle sabor a los alimentos, somos tan desabridos que hasta aburrimos y no hay nada más triste, que un triste santo.

Mis amigos, nada de los que les mencione anteriormente nos da derecho a ser indolentes con los demás, a atracar, matar, violar a los niños, a quemar llantas y las calles y obstruccionar la vía publica, y muchísimo menos a no amar a Dios más que al dinero, las propiedades los automóviles y las comodidades con las cuales vivimos o queremos vivir.

El día que Dios ocupe el centro de nuestras vidas, el día que Dios sea el todo para nosotros, entonces cuando nos pregunten: “Como eta la cosa”, vamos a poder decir: “La cosa esta bien”, en nuestro vecindario hay amor y paz, en nuestra ciudad hay alegría y seguridad, en nuestros pueblos se respira un aire de tranquilidad y hermandad, podemos ir a nuestra playas a divertirnos sanamente, y nuestro mundo será mucho mejor, será un lugar en donde todos podamos vivir felices, seguros y amándonos los unos a los otros como nos dijo Jesús, y con estas palabras me despido de Ustedes por hoy: “Amaos los unos a los otros como yo los he amado”.

Hasta la próxima y muchas bendiciones para todos.

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