Por: Víctor Grimaldi
Transcripción del audio de la videoentrevista:
El doctor Abel José González Massenet es un médico de vasta experiencia. En su trabajo le ha tocado tratar casos singulares de la historia dominicana, como fue particularmente el que nos motivó a visitarle en su consultorio para conversar con él.
Se trata de que el 31 de mayo del año 1961, en la mañana, el doctor Abel González fue llamado para trabajar en el embalsamamiento del cadáver de Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien había fallecido la noche anterior – estamos hablando en términos médicos- fruto de tiros que recibió, disparos de armas.
Víctor Grimaldi: Doctor Abel González, nos puede usted decir: ¿En qué condiciones estaba el cadáver de Trujillo?
Abel González: El cadáver de Trujillo en el momento en que nosotros lo vimos estaba completamente en buen estado, porque solamente habían pasado algunas horas después de su muerte.
VG: ¿Cuáles eran los rasgos físicos de Trujillo? ¿Tenía algunas señas particulares?
Abel González: No necesariamente, fuera de sus heridas. Su cara lucía un poquito más deformada porque le faltaban los dientes de abajo y eso lo hacía parecer un poquito más viejo.
VG: El había perdido un puente dental, ¿verdad?
Abel González: El puente dental inferior.
VG: Bien, y ¿es cierto -porque es una de las cosas que se ha dicho- que el cadáver de Trujillo no tenía la cabeza y que la cabeza nunca apareció?
Abel González: Completamente falso.
VG: ¿Tenía el cadáver muestras de que hubiese sido pateado o golpeado a culatasos?
Abel González: Absolutamente, ninguno.
VG: Pues bien, díganos por favor doctor Abel González, ¿cuáles eran las heridas del cadáver de Rafael Trujillo?
Abel González: Tenía una primera herida en la parte media del mentón.
VG: ¿Ese era un tiro de gracia?
Abel González: Es difícil saber, pero generalmente un tiro de gracia se da en plena cabeza pero podía fallar, que eso es difícil de saberlo. Lo que si es que ese tiro posiblemente fue dentro del carro, porque el puente dental apareció en el carro.
VG: ¿Cuáles eran las otras heridas aparte de la del mentón?
Abel González: Tenía dos orificios de entrada de bala en la región precordial. Esto es, la parte izquierda, más o menos la parte media del hemitórax izquierdo, delante del corazón. El tenía dos tiros más de bala, uno en la fosa ilíaca izquierda, y otra herida en el antebrazo izquierdo que penetró por la parte inferior y salió por la parte superior del antebrazo. En el brazo y en la axila no habían heridas. No había más heridas.
VG: Se ha dicho que el cadáver estuvo en el baúl del carro de Antonio de la Maza, que estaba guardado en el garaje de la casa de Juan Tomás Díaz, y que quienes lo encontraron en la madrugada del 31 abrieron a tiros el baúl del carro -esa es una versión- y que supuestamente cuando dispararon le habían dado unos tiros a Trujillo en los glúteos.
Abel González: Absolutamente, no había ningún tiro en los glúteos, ninguna herida.
VG:¿Podría usted narrarnos, doctor, cómo fue el proceso de embalsamamiento del cadáver, es decir, cuando lo llamaron a usted y cómo transcurrió todo, los médicos que participaron?
Abel González: A mí me llamaron, -mejor dicho, yo estaba en el Hospital Militar Marión, porque yo era médico del hospital y yo pasé toda la noche en el hospital-, y el director del cuerpo médico militar, el doctor Francisco González Cruz, alrededor de las 5:00 ó 6:00 de la mañana me dio instrucciones para que embalsamara el cadáver. Al yo decirle que no podía porque yo nunca había embalsamado un cadáver le sugerí al doctor Goico, al doctor Capellán, al doctor Perdomo que eran los profesores de anatomía de la Universidad que acostumbraban a embalsamar los cadáveres. Al él decirme que no se debía llamarlos a ellos porque entonces se sabría de la muerte de Trujillo, y no se sabía, las autoridades no sabían a qué hora iban a dar a la luz pública la noticia, pues entonces habría que dejarlos presos, y que él ante esas personalidades como eran esos médicos no iba a dejarlos presos, no podía dejarlos presos, y que yo de todas maneras debía hacerlo. Yo era médico militar. Entonces, yo fui a donde el doctor Perdomo para que me explicara cómo se embalsamaba. El me explicó, que debía ser una persona que hiciera cirugía porque había que disecar la arteria femoral. Me dijo que disecara la arteria femoral, preparara una solución de dos galones más o menos, dos potes de esos de enema, con una solución de formol, alcohol, creo que glicerina. Le pasara esos dos depósitos por los femorales. Preparamos las soluciones, fuimos al Palacio donde estaba el cadáver. El cadáver nunca pasó por el hospital militar, lo llevaron directamente al Palacio.
VG: Entonces, ¿qué hizo usted allá en Palacio?
Abel González: Disecar la arteria femoral, insertar la cánula y pasarle las soluciones. Coserle las heridas de la región precordial porque el líquido salía por ahí y yo pienso que eso ayudó a conservar más el cadáver, porque se le infiltró por debajo de la piel todo ese líquido.
VG: ¿Y quiénes, médicos, estaban presentes ahí en el Palacio Nacional?
Abel González: Estaban el doctor José Sobá, que estaba viendo, y el doctor Francisco González Cruz que también estaba observando el procedimiento.
VG: ¿Qué relación existía entre Trujillo y el doctor José Sobá?
Abel González: Había una amistad muy grande entre ellos, entre la familia Trujillo y Sobá.
VG: ¿Y entre el doctor González Cruz y Trujillo?
Abel González: González Cruz fue prácticamente el médico de él toda la vida, prácticamente. De la confianza de él. Tengo entendido que González Cruz esperaba todos los días que él se levantara en su casa para ver si necesitaba algo, si había algún problema, algún problema médico.
VG: Cuando había algún problema de próstata que fue uno de los problemas de Trujillo, ¿el doctor González Cruz lo consultaba a usted?
Abel González: Sí. La próstata es una glándula que produce el volumen del semen que está por detrás, por debajo de la vejiga.
VG: ¿Y cuándo se daña esa glándula?
Abel González: Ese semen se altera.
VG: ¿Pero cómo, por qué se daña esa glándula?
Abel González: En la juventud generalmente se daña por infecciones. En la edad avanzada se enferma con tumores que pueden ser benignos, o puede ser un tumor maligno.
VG: Trujillo, tengo entendido que tenía problemas urinarios, ¿pero esos problemas urinarios se debían -como se ha dicho- a algún cáncer de próstata?
Abel González: Trujillo nunca tuvo cáncer de próstata. En una ocasión yo le examiné su próstata, tomé secreción prostática, se llevó al laboratorio, se constató que había pus, glóbulos de pus en la próstata y bacterias. Esa secreción al mismo tiempo se mandó a Estados Unidos, y en Estados Unidos confirmaron el tipo de bacteria que había en la próstata y la infección. No era un cáncer de próstata. Si hubiera sido un cáncer de próstata probablemente se hubiera recurrido a los mejores oncólogos del mundo para que lo trataran.
VG: ¿Y cómo lo notó físicamente a él?
Abel González: Muy buenas condiciones físicas.
VG: Si Trujillo no hubiese muerto la noche del 30 de mayo a tiros, la salud de él le permitía vivir ¿cuántos años más? doctor Abel González.
Abel González: Yo entiendo que su condición física le hubiera permitido vivir muchos años porque aparentemente era una persona sana. Su problema en su juventud fue de uretra, fue operado por el médico-profesor francés Georges Marión, quien le hizo una resección de uretra. De la parte estrecha de la uretra. Es una operación que aún en las mejores manos a veces vuelve y se estrecha, pero que a él le dio unos resultados maravillosos y por eso era que Trujillo adoraba a Marión. Por eso el hospital militar se llamaba Marión. El venía todos los años aquí a pasar las vacaciones de invierno de allá, en diciembre, pasaba un mes aquí. Tuvo un éxito increíble.
VG: Usted tuvo después noticias, de que pasó con el cadáver, con el tiempo. Si se conservó o no.
Abel González: Sí, si, tuve noticias.
VG: ¿Qué pasó?
Abel González: Alrededor de octubre de 1961, el doctor Robiou -que era un cuñado de doña María, casado con una hermana de doña María- vino a decirme que su hijo quería llevarse el cadáver. Le dije que como yo lo había embalsamado y que no sabía de eso, entendía que el cadáver debía estar descompuesto. Después en Estados Unidos le dieron una dirección de una casa que prepara huesos para estudios de anatomía para que viniera a preparar esos huesos. Allá los expertos le dijeron que ellos venían, pero que tenían que entregarles los huesos libres de tejido blando. Entonces dijo: «Pues vamos a ver el cadáver». Ahí, si yo le recomendé que llevaran al doctor Capellán -él es uno de los expertos- y el doctor Capellán fue para que dijera. Cuando fuimos a la tumba a San Cristóbal, destapamos, resultó que el cadáver estaba intacto y el mismo Capellán opinó que no había que hacerle nada, que se lo podían llevar así.
VG: Entonces usted cree que el cadáver que está enterrado en Madrid, ¿puede ser que se conserve como una momia?
Abel González: Podría ser, podría ser. Yo creo que hay gente que lo ha visto, -no sé quienes-, pero puede ser que haya gente que haya visto el cadáver allá.
VG: Y que esté como una momia.
AG: Podría ser.
Santo Domingo, 1999.
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