Mis apreciados lectores, las profecías bíblicas se están cumpliendo ante nuestros ojos, y se cree que algo grande va a ocurrir muy pronto en este mundo. Los cristianos están a la espera del advenimiento de Cristo, aunque no se sabe el día ni la hora, pero cuando ocurra, grandes cambios se producirán en el planeta tierra, de acuerdo a lo revelado por la Biblia, la palabra de Dios.
Todos los cristianos, nacidos de nuevo, que viven en obediencia a la palabra del Señor Jesús, sellados con el Espíritu Santo, aguardan ansiosamente el arrebatamiento de la iglesia al cielo, para vivir con él por toda la eternidad.
La Iglesia, que levantará Cristo, está integrada por personas perdonadas, arrepentidas de sus pecados y santificadas, tras recibirlo por medio de la fe, como Señor y Salvador. Cuando Cristo murió, consumó en la cruz del calvario la obra de redención, al derramar su preciosa sangre, satisfaciendo así la justicia divina. Cristo resucitó, venciendo la muerte, y prometió que volvería otra vez, pero sin relación con el pecado, para llevarse a los santificados de todas las generaciones al hogar celestial.
«Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» (2 Pedro. 3:10).
¿Cuándo? No sabemos pero vendrá. No se deje engañar por los falsos profetas. ¡Examine su Biblia!
«Todo ojo le verá». Acerca de la venida del Señor no podemos asegurar cuándo ni a qué hora será ese gran acontecimiento, que sobrepasará a todos cuantos haya sido visto por ojos humanos, porque «todo ojo le verá» (Apocalipsis. 1:7).
«Mirad que nadie os engañe». El Señor Jesucristo siendo interrogado por sus discípulos acerca de su venida les dijo: «Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo y a muchos engañarán» (Mateo 24:4-5). No se deje engañar.
«Velad». Nuevamente nos dice, «Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor» (Mateo 24:42). No podemos profetizar cuando será su venida, pero una cosa sí podemos hacer: velar y exhortarle a usted que vele con nosotros. No se deje engañar por los falsos profetas que habla Mateo 24:11, ya se han levantado y han engañado a muchos; no sea usted uno más del número de los engañados.
La gran falsa del 1914. Ya algunos han afirmado y siguen afirmando que Jesús vino en el año 1914, pero que sólo lo vieron los muy espirituales. Esta falsa no es más que eso – una falsa. Sigue Jesús diciéndonos: «Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria» (Mat. 24:30). Nada habla de verlo los espirituales nada más.
«Con grande estruendo». «Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas» (2 Pedro 3:10).
Viene como ladrón – sin avisar, pero al venir, todos lo sabrán por el gran estruendo. Es como el relámpago que cae sin aviso, pero todos lo escuchan. «Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:27). La única señal es verlo al venir.
Los falsos profetas anuncian la venida del Señor con cada fenómeno de la naturaleza que ocurre – terremotos, tormentas, huracanes e inundaciones, pero éstas no son señales de nada. Citan estos sucesos fuera de su contexto ignorando las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: «pero aún no es el fin» (Mateo 24:6-7).
«Y los que le traspasaron«. «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, Amén» (Apocalipsis 1:7).
Nuestra esperanza. En la venida del Señor está basada nuestra fe, pues si no creyéramos ésto, nuestra fe sería vana (1 Corintios 15:14,19). La Biblia nos da la esperanza de que todos seremos arrebatados con él en las nubes (1 Tesalonicenses 4:17), todos los que amamos su venida (2 Timoteo 4:8).
¿Le interesan estas verdades? Visite una iglesia cristiana que más cercana le quede, donde se predique la Palabra de Dios y se practique la sana doctrina, y saldrá gozoso de haberlo hecho. Qué el Señor le bendiga.
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