Por: Sandy Cuevas
SANTO DOMINGO.- No hace mucho tiempo atrás, los negocios de compraventas o casa de empeño, eran parte de la columna vertebral de la economía del barrio. Quien necesitaba dinero de forma inmediata empeñaba una propiedad, a cambio de un préstamo que tenía que saldar en el corto plazo so pena de perderlo.
El mayor acceso de la población en general a las tarjetas de crédito, facilidades bancarias, el boom de las financieras y también de usureros informales que se quedan con la tarjeta de ahorros, han socavado los negocios de empeño, que ahora tienen que buscar nuevas vías para permanecer.
Las compraventas trabajan para no morir en los barrios populares del Gran Santo Domingo. Los propietarios de esos negocios buscan alternativas para competir con los prestamistas y financiera.
Para poder mantener sus puertas abiertas, los operadores de compraventas dicen que han tenido que reinventarse con tiempo y así evitar irse a la quiebra como ya ha pasado con la mayoría de esos negocios.
Las compraventas que hace unos años atrás era la salida más rápida para quienes necesitaban dinero para resolver cualquier emergencia, han bajado el flujo de clientes en más de un 90 por ciento, según comerciantes.
Pese a que los comerciantes aseguran que se han visto en la necesidad de bajar su tasa de empeño hasta en un 2 por ciento, sus comercios han experimentado bajas por lo que muchos han tenido que cerrar sus puertas.
Las compraventas no tienen límite de dinero para empeñar desde botas de guardias, aparatos electrónicos y hasta cadenas de oro que son recibidas con un plazo de hasta 4 meses para perderlas.
Juan Martínez, quien por más de 20 años ha sido cliente y tiene un taladro y una licuadora empeñada, indicó que siempre que no tiene para comprar alguna medicina acude a empeñar.
Para permanecer en el tiempo los comerciantes se han visto en la necesidad de convertir sus compraventas en pequeñas tiendas donde también venden electrodomésticos y herramientas de construcción.
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