Con el 30 de Mayo de 1961 y el 24 de Abril de 1965 y después: sangre, dolor y lágrimas

Todo eso le costó al país miles de muertos, sangre, dolor y lágrimas.

Este martes 30 de mayo se conmemora el 62 aniversario del ajusticiamiento del Rafael L. Trujillo Molina.

El régimen de Trujillo fue una dictadura, pero la dictadura de una manera o modo de organización y producción social en su etapa primitiva: El capitalismo industrial y financiero en germen, con características de acumulación originaria brutalizada.

El régimen presidido por el dictador que gobernó al pueblo dominicano entre 1930 y 1961 victimó, oprimió y exterminó a sus oponentes, como también lo hizo al final del siglo XlX la dictadura de Ulises Heureaux (Lilís) hasta que este último cayó abatido a tiros el 26 de julio de 1899.

El 30 de mayo de 1961 Trujillo afrontó el mismo destino que Lilís.

En la época de Lilís la disidencia y la resistencia al régimen tuvo motivaciones muy particulares, pues en el siglo XIX el desarrollo material y cultural del pueblo dominicano se caracterizó por la vida aldeana y rural.

El 16 de agosto de 1930 cuando Trujillo inicia su primer período gubernamental ya el país tenía algunas bases de desarrollo urbano y a la oposición se le reprimió desde entonces con distintos argumentos.

En 1899, cuando cae abatido Lilís, aún no existían los bolcheviques rusos. Pero en los años del decenio 1930 ya estaban en el Poder en Rusia los comunistas bolcheviques rusos y en la República Dominicana ya eran de temer y se mencionaban en documentos ocasionales del régimen y aliados, a pesar de no estar bien organizados aún obreros y políticos dominicanos con orientación socialista internacional.

La mención del peligro de los comunistas dominicanos se produce sobre todo después de concluida la Segunda Guerra Mundial en 1945. A partir de entonces, y apoyándose en la Doctrina del presidente de los Estados Unidos Harry Truman, el régimen trujillista envuelve en la etiqueta de comunistas a todos sus opositores internos y externos, sin importar que estos opositores fuesen demócratas afiliados a organismos fundados por los Estados Unidos.

La Muerte de Mon Cáceres en 1911

Al hablar de Trujillo y de Lilís y de su derrocamiento, hay que destacar el paréntesis que significó el atentado que costó la vida al presidente Ramón Cáceres el domingo 19 de noviembre de 1911, además del período de inestabilidad política y guerras civiles que transcurrió hasta que en 1916 el país fue intervenido militarmente por los infantes de la Marina de Estados Unidos.

Los militares norteamericanos ocuparon el territorio nacional desde 1916 hasta el 1924, y en el ejército o guardia nacional que crearon se enroló Rafael Trujillo en 1919. Trujillo estaba ya antes participando en actividades con los seguidores de Horacio Vásquez, el presidente instalado en 1924 y a quien Trujillo contribuyó a desplazar del Poder en 1930.

La Influencia Extranjera

En el caso de la muerte violenta que terminó con la vida de Heureaux no se ha podido probar con documentación oficial que hubiese habido intromisión extranjera concebida como una decisión estatal que involucre a un poder externo fundamental como el de los Estados Unidos, el de Francia o el de Inglaterra o cualquier otra potencia de la época.

Con la eliminación del régimen de Trujillo, varios autores han utilizado la documentación oficial que demuestra el involucramiento del Gobierno de los Estados Unidos en la conjura. El motivo que alegaron tanto en 1961 como en 1965 para involucrarse fue el peligro de que ante un vacío se produjera un asalto al Poder por los comunistas cubanos aliados con la Rusia Soviética.

En base a ese alegado peligro también después de Trujillo, entre 1961 y 1965 y después, miles de dominicanos sufrieron prisión, torturas y muertes. La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de la República Dominicana recibieron entrenamiento y fueron incitadas con ese objetivo por el Gobierno de los Estados Unidos.

La ingerencia externa en el hecho del 30 de mayo de 1961 de ningún modo resta mérito a los dominicanos que durante 31 años ofrendaron sus vidas combatiendo a un régimen político que conculcó las libertades públicas y eliminó físicamente a miles de personas.

Luego, entre las fechas del 30 de mayo de 1961 y el 24 de Abril de 1965 se sucedieron sucesos políticos que desataron violencias y sangre. Pero sobre todo la violencia se recrudece a partir de la intervención norteamericana de 1965. Un pretexto casi siempre era el supuesto peligro comunista.

Personas destacadas en el suceso del 30 de mayo de 1961 que acabó con la vida de Trujillo luego quedan registradas en los documentos del Gobierno de los Estados Unidos denunciando en 1965 a supuestos comunistas.

Informes de Berry e Imbert

Así fue que en su búsqueda de datos para demostrarle al mundo que los comunistas dominaban a los militares y civiles constitucionalistas que en 1965 trataban de reinstalar la Constitución Democrática de 1963 y al presidente Juan Bosch, el gobierno del presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson encontró la colaboración de algunos dominicanos.

Un memorándum del 9 de junio de 1965 firmado por el secretario Ejecutivo del Departamento de Estado muestra las listas de supuestos comunistas dominicanos que le suministraban involucrados en la muerte de Trujillo.

«El 3 de junio», dice el memorándum del Departamento de Estado, «la Casa Blanca transmitió al Departamento dos cintas de grabación y un número de documentos que habían sido recibidos por míster Jacobsen vía el congresista Henry B. González procedentes de la señora y el señor Lorenzo Berry de Santo Domingo y principalmente del General Antonio Imbert».

Lorenzo Berry y el General Imbert participaron en el complot que culminó en la eliminación de Rafael Trujillo el 30 de mayo de 1961. Los documentos oficiales norteamericanos han demostrado que la Central de Inteligencia Americana (CIA) se involucró en el complot alegando que así evitaba que el país cayera en manos comunistas.

Balaguer Resistió Presiones

Después de la muerte de Trujillo, el gobierno dominicano presidido por el Doctor Joaquín Balaguer comenzó a sufrir presiones directas del presidente demócrata y liberal John F. Kennedy para que iniciara una cacería de comunistas dominicanos.

Balaguer, usando sus habilidades características, se resistió a las presiones de Kennedy alegando que los militares dominicanos liderados entonces por Ramfis Trujillo se oponían a la deportación de los pocos comunistas que había por aquella época.

Documentos hay que prueban contundentemente que la persecución ideológica que derivó en la represión y la muerte de miles de dominicanos la inició después de Trujillo el gobierno del presidente Kennedy.

Fue esa persecución en parte, como revela por un lado el informe de la CIA «El Papel Comunista en la Revuelta Dominicana» de 1965, lo que contribuyó a crear dentro de las fuerzas armadas dominicanas el ambiente propicio para el Golpe de Estado del 25 de septiembre de 1963.

El General Elías Wessin y Wessin y otros militares dominicanos se dejaron arrastrar por la campaña anti-comunista irracional que adornó el festival del Golpe de Estado de 1963 y provocó luego la reacción del estallido revolucionario del 24 de abril de 1965 con su secuela de más 3,000 (tres mil) muertos y profundas heridas y divisiones en la sociedad dominicana.

En la creación del ambiente de cacería ideológica y física de los supuestos y reales comunistas dominicanos jugaron un papel fundamental las delaciones y listados sobre falsos o verdaderos subversivos que pasaban a convertirse en ovejas perseguidas.

El Memorándum de 1965

El memorándum del Departamento de Estado donde se señala que procedente del señor Lorenzo Berry y su esposa «y principalmente del General Imbert» se habían recibido informes sobre los supuestos comunistas dominicanos, se produjo en los días previos a la elaboración de otra lista similar a la preparada por la CIA el 7 de mayo de 1965.

Suscrito por Benjamín H. Read, secretario ejecutivo del Departamento de Estado, el documento está dirigido a McGeorge Bundy, Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Johnson en la Casa Blanca.

Los informes enviados desde Santo Domingo a Washington incluían grabaciones y documentos escritos, dice Read.

Las grabaciones, consistentes en discursos anti-comunistas, no fueron consideradas de importancia.

Sin embargo: «Los documentos, el más importante de los cuales contiene listas de comunistas implicados activos entre los rebeldes, están siendo revisados», añade Read.

Otro Documento

Después que la CIA presentó su informe a Johnson el 7 de mayo de 1965, que citamos en un trabajo anterior, los organismos del gobierno de los Estados Unidos siguieron refinando párrafos y obteniendo nuevos datos para responder al rechazo de la opinión pública mundial a la acusación de que el gobierno del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó era comunista.

Hay que recordar que hasta el gobierno de Francia presidido entonces por el conservador General Charles De Gaulle otorgó un reconocimiento de tipo moral al régimen constitucional dominicano presidido por Caamaño.

El 12 de mayo, Bob Adams, Sub-Secretario de Estado, le envió una carta a Gordon Chase, en la Casa Blanca, donde le decía lo siguiente:

«Aquí está el documento sobre comunismo en la revuelta de la República Dominicana en que he estado trabajando. Yo he enviado una copia a Jack Valenti, diciendo que estoy listo para reunirme con él a su conveniencia junto con Joe Califano».

Debemos pararnos aquí antes de citar el próximo párrafo de la carta, para decir que Jack Valenti y Joe Califano eran dos de los más importantes asistentes de Johnson. El señor Valenti fue una figura clave posteriormente como canal de contacto entre Charles Bluhdorn y Johnson y el abogado Califano fue el Consejero Legal de la Gulf and Western en 1969 cuando la Cámara de Representantes investigó las actividades del conglomerado. En una de las sesiones del comité congresional de la Cámara, el señor Bluhdorn reveló que la Gulf and Western contaba con el pleno apoyo de Johnson cuando decidió adquirir el Central Romana en 1967.

Siguiendo con la carta del Sub-Secretario Bob Adams, el segundo y último párrafo dice así:

«Mientras tanto, el documento está siendo revisado por el Departamento de Estado (INR) y la CIA, con el fin de lograr un okey en un documento coordinado. La actual revisión no necesita permanecer en el camino de la reunión con Jack Valenti. Usted pudiera informar al señor Bundy».

Este documento era como un borrador de una revisión del informe de la CIA del 7 de mayo, que fue presentado en formato muy especial con portada a colores y escrito en máquina de escribir con tipos modernos parecidos a los de máquinas IBM.

El borrador del 12 de mayo, empero, se halla en copia papel carbón en los archivos de Johnson en Austin, Texas.

En su página 12, dice lo siguiente: «De acuerdo con un testigo presencial, el periodista anti-comunista Rafael Bonilla Aybar fue muerto con tiros de ametralladora por una turba de civiles dirigida por comunistas. Bonilla Aybar, editor de Prensa Libre y comentarista de radio y televisión, había sido antes capturado en el área de revuelta mientras trataba de escapar del país».

También en la página 12 se dice lo siguiente: «Molina Ureña había nombrado varias figuras sin reputación para puestos en su gobierno de corta vida. Entre esos estaban Luis Homero Lajara Burgos, un ex-funcionario de inteligencia de Trujillo y oportunista, nombrado como jefe del Departamento de Investigaciones (el servicio de seguridad); el hijo de Lajara, Alejandro Lajara González, de 22 años de edad y miembro de la APCJ desde 1964, quien ha estado activo en la revuelta pasando armas a los civiles y quien fue nombrado por Molina Ureña como Sub-Director de Investigaciones, bajo su padre…»

Como puede notarse, este borrador del Departamento de Estado del 12 de mayo sobre participación comunista en la revolución varía los términos sobre Lajara Burgos, pues el de la CIA del 7 de mayo (cinco días antes), atribuía a una fuente la versión de que el Contralmirante Lajara Burgos era un «miembro clandestino o asociado» del PSPD.

Se dieron cuenta que Lajara Burgos (padre) no era comunista y entonces pasaron a llamarlo «oportunista».

Pero en esencia, este nuevo documento decía lo mismo que el del 7 de mayo preparado por la CIA. Tampoco varió en nada los detalles sobre la conducta de la dirección perredeísta asilada.

El 15 de Junio de 1965

Posteriormente y a la semana del memorándum del Departamento de Estado que mencionó al General Imbert y a Lorenzo Berry como suministradores de información sobre los comunistas dominicanos, el 15 de junio de 1965 el Secretario Asistente para las Relaciones Congresionales, Douglas MacArthur II, le envió al Senado un documento titulado: «Esfuerzos Comunistas para Tomar el Control de la Revuelta en la República Dominicana».

Este documento aparece anexado en el informe del testimonio del General Elías Wessin y Wessin el primero de octubre de 1965 ante el Sub-Comité para Investigar la Administración del Acta de Seguridad Interna y Otras Leyes de Seguridad Interna del Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos.

Presentado por el Departamento de Estado, este documento cambia la versión sobre el fusilamiento de Bonillita. Lo resucitó.

Con relación al informe de la CIA del 7 de mayo, el documento del Departamento de Estado presenta algunas variantes, si bien la información básica y el análisis siguen líneas muy parecidas al de la CIA. Esto se explica en el hecho de que el 4 de mayo la CIA, el Departamento de Estado y la Inteligencia del Ejército norteamericano empezaron a trabajar de manera coordinada en la cacería de nombres de comunistas para justificar la intervención extranjera en suelo dominicano.

La lista de los comunistas se redujo a 77 personas, con algunos nuevos y otros excluidos de la lista de la CIA de 83 comunistas y extremistas de izquierda.

Ya en junio en el propio gobierno de Johnson estaba claro que al gobierno constitucional de Caamaño no lo dominaban los comunistas, aunque su respaldo militante y armado a la revolución les daba influencia y prestigio.

Así resultó que la ocupación del territorio dominicano quedaba ante los ojos del mundo motivada en la detección de un puñado de comunistas que para la CIA eran 83 y para el Departamento de Estado 77.

Sangre, Dolor y Lágrimas

La persecución de los comunistas de todo el arcoiris descrito desde los días del gobierno de Kennedy, había sido la piedra fundamental en que descansaba la política exterior de los Estados Unidos hacia la República Dominicana: Evitar a cualquier costo que nos convirtiéramos en «otra Cuba».

Desde antes de la muerte del Generalísimo Trujillo esa era la motivación del gobierno norteamericano para involucrarse en la vida dominicana, como cualquiera lo puede comprobar en las memorias de los Presidentes Dwight Eisenhower y Lyndon B. Johnson, así como en los documentos del Presidente Kennedy.

En 1961, mientras el hijo de Trujillo era el jefe de los militares dominicanos y Balaguer era el Presidente, el gobierno de los Estados Unidos se vió imposibilitado de hacer realidad la cacería de los comunistas.

Fue después del 18 de enero de 1962 cuando esa persecución se inició con la colaboración del Consejo de Estado presidido por Rafael Bonnelly e integrado, entre otros, por el después jefe del Triunvirato Donald Reid Cabral.

Durante los siete meses de gobierno iniciados por Juan Bosch el 27 de febrero de 1963, hubo libertades democráticas para todos los dominicanos. De izquierda y de derecha.

Y después del 25 de septiembre de 1963 continuó la cacería de los comunistas, hasta que éstos se alzaron en armas junto a los militares constitucionalistas y el pueblo reclamando el retorno al gobierno de libertades democráticas de 1963.

Todo eso le costó al país miles de muertos, sangre, dolor y lágrimas.