SANTO DOMINGO.- En el segmento de Historia Dominicana en Gráficas, Juan Carlos Stefan nos habla de La Batalla del Hotel Matum, en Santiago de los caballeros, en la que cientos de tropas militares de las Fuerzas Interamericanas de Paz y los lealistas, trataron de aniquilar el reducido grupo de militares constitucionalistas encabezados por el coronel Francisco Caamaño Deñó, que habían viajado desde Santo Domingo hasta allí, para rendir homenaje al ideólogo del movimiento constitucionalista Rafael Tomás Fernández Domínguez, muerto el 19 de mayo de 1965.
Dicho homenaje comenzó con una misa en la Iglesia Nuestra Señora de la Altagracia de Santiago, donde, al terminar el acto, homenaje fueron atacados por las tropas leales al desaparecido Gobierno de Reconstrucción Nacional.
Entre los muertos en el ataque se cuenta el coronel constitucionalista Juan María Lora Fernández y varios soldados, incluido su ayudante sargento Domingo Antonio Peña.
La del 19 de diciembre de 1965, era una mañana lluviosa y la ciudad de Santiago vivía su rutina, cuando un grupo de militares activos y civiles constitucionalistas fueron emboscados en el hotel Matum en el instante en que se disponían a desayunar a las nueve de la mañana.
“Fue una batalla dura, fiera, de momentos muy intensos, desde la mañana hasta entrada la noche, en la que murieron tres de los combatientes constitucionalistas. Fue el último combate de la guerra civil que se inició en abril de 1965 para restablecer el gobierno constitucional del presidente Juan Bosch, que había sido derrocado el 25 de septiembre de 1963.
El capitán constitucionalista Lorenzo Sención Silverio, testigo excepcional, cuenta que luego de los disparos en el Cementerio Municipal de la avenida 30 de Marzo, descubrieron que “el panteón de Fernández Domínguez había sido minado con poderosos explosivos con la finalidad de cometer un acto terrorista, de consecuencias incalculables, los que fueron desactivados y levantados por nuestros expertos en explosivos”.
Refiere que en un reporte al presidente García Godoy, es Caamaño quien narra: Ya en el hotel Matum, donde había una gran cantidad de personas (de 800 a 1000), una media hora luego de llegar, a eso de las 9:30 a.m. recibimos la sorpresa de un ametrallamiento… desde diferentes ángulos… El pánico Cunde y mientras me ocupo de seleccionar lugares adecuados para la seguridad de los niños, mujeres y hombres, ordeno a los oficiales investigar de inmediato quiénes nos agreden y de dónde proviene la agresión. Comprobamos al cabo de unos minutos, que contingentes armados de militares disparan con armas pesadas, ametralladoras calibre 50 y 30 y fusilería automática, desde el monumento a los Héroes de la Restauración”.
Agrega que a las armas usadas por los atacantes en un principio se fueron sumando cañones de más alto calibre, tanques, tanquetas y aviones P-51 de la Fuerza Aérea que aunque nunca disparan, realizan vuelos en picada y rasantes sobre el hotel con evidentes fines intimidatorios.
Con el reducido armamento que tenían y el lamentable pago de las valiosas vidas de Lora Fernández y del sargento Domingo Antonio Peña, los constitucionalistas, atacados por tierra y aire, contienen y derrotan a sus atacantes. Aquella desigual batalla, librada con heroísmo por los atacados y con traición y cobardía por los atacantes, constituye el último capítulo de la Revolución Constitucionalista y Guerra Patria de 1965