REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Desde el 2008, la Organización Mundial de la Salud estableció que el 29 de octubre de cada año se conmemore el Día Mundial del Ataque Cerebrovascular (ACV), el que es una emergencia de riesgo vital, que ocurre por la pérdida súbita del flujo sanguíneo cerebral o cuando existe una hemorragia abrupta en el cerebro.
A nivel mundial, cada año cerca de 17 millones de personas sufren un ACV y se proyecta que para el año 2030 habrá 77 millones de sobrevivientes con esta patología en el mundo.
Hoy en día sabemos que existen factores de riesgo específicos que pueden aumentar la probabilidad de sufrir un ACV, entre ellos, algunos que no se pueden modificar como la edad, el género masculino y los antecedentes familiares. Sin embargo, profesionales de la salud deben centrarse en la prevención y tratamiento de aquellos factores que son modificables, tales como la hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, sedentarismo, hipercolesterolemia y la alimentación alta en sodio. En este sentido, la adopción de hábitos de vida saludables, constituye un pilar fundamental.
Por otra parte, es esencial tener conocimiento sobre los tres signos más comunes de un ACV, los cuales son el presentar parálisis de un lado de la cara, tener una pérdida abrupta de la fuerza en un brazo o en todo un lado del cuerpo, y dificultad súbita para hablar o comunicarse verbalmente.
Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas, es primordial acudir al servicio de emergencia, ya que una atención oportuna no solo puede salvar una vida, sino también minimizar las secuelas asociadas.
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