Redacción.- El virus de la bofetada conocido también como “eritema”, es una infección causada por el parvovirus B19 y puede afectar tanto a adultos como a niños. Recientemente se ha detectado un aumento de casos en Europa, Estados Unidos y Argentina.
Esta enfermedad es conocida como “quinta enfermedad”, y recibe el nombre de “enfermedad de la bofetada” debido a que produce un sarpullido rojo en las mejillas.
Según especialistas, el parvovirus no tiene tratamiento ni vacuna y su duración es de aproximadamente 10 días.
¿Qué produce el parvovirus B19?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, el parvovirus B19 es un virus común que se propaga a través de las gotitas respiratorias. Los anticuerpos producidos por la infección pueden ayudar a proteger contra la reinfección.
Este virus fue descrito en 1974 por la viróloga australiana Yvonne Cossart durante ensayos de virus de hepatitis B en sueros de donantes sanos. Su nombre proviene de la muestra de suero (19 del panel B) que resultó positiva por contra inmunoelectroforesis y negativa por otras técnicas.
Aproximadamente la mitad de los adultos estadounidenses tienen niveles detectables de anticuerpos a los 20 años, y más del 70% los tienen a los 40. Las personas que trabajan en estrecho contacto con niños, como en escuelas y guarderías, tienen un mayor riesgo de infección.
Al igual que muchas otras enfermedades respiratorias, las medidas de confinamiento masivo y la reducción de movilidad por la pandemia de COVID-19 también impactaron en la circulación del parvovirus, reduciendo las infecciones, pero también causando pérdida de inmunidad.
¿Cómo se desarrolla la infección por parvovirus?
Muchas personas que contraen el parvovirus B19 no presentan síntomas. Las que sí los tienen suelen experimentar dos fases de la enfermedad:
¿Quiénes tienen más riesgo de complicaciones?
La infección por parvovirus puede causar complicaciones graves en ciertos grupos. Las personas con afecciones hemolíticas crónicas, como la anemia falciforme, o aquellas con sistemas inmunitarios debilitados, pueden desarrollar anemia aplásica, un trastorno sanguíneo raro y potencialmente mortal.
Entre las mujeres embarazadas, entre el 5% y el 10% de los casos pueden tener consecuencias adversas para el feto, como anemia, hidropesía o aborto espontáneo.
No existe una vacuna para el parvovirus ni un tratamiento específico, salvo para aliviar los síntomas. La mayoría de las infecciones desaparecen por sí solas.
Los CDC recomiendan las siguientes medidas para evitar el contagio del parvovirus y otras enfermedades respiratorias:
Los expertos aconsejan que, si presenta síntomas, debe mantenerse alejado de otras personas hasta recuperarse. Si está embarazada, tiene el sistema inmunitario debilitado o padece un trastorno hemolítico crónico, se recomienda usar mascarilla o barbijo en presencia de otras personas y buscar atención médica inmediata si presenta síntomas.
Aumento en la comunidad internacional
En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han informaron sobre un aumento en la circulación del parvovirus. Aunque no es una enfermedad de notificación obligatoria, el organismo federal recibió informes que indican un incremento en la actividad del parvovirus B19 en el país.
En el primer trimestre de este año, las autoridades de salud pública de 14 países europeos observaron un número inusual de casos de parvovirus B19.
En una entrevista con Infobae, la doctora Pilar Adamo, profesora adjunta en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba y en el Instituto de Virología José María Vanella, mencionó que también se ha registrado un aumento de casos en la provincia de Córdoba, Argentina.
“Es probable que desde el año pasado se esté desarrollando un brote epidémico de parvovirus B19 en Argentina y en otros países de América Latina. Sin embargo, no se han reportado los casos porque no es de notificación obligatoria. En Europa, se detectó un aumento de casos desde mayo del año pasado”, afirmó Adamo, quien y su equipo tienen tres artículos sobre la enfermedad a la espera de revisión por pares.
Adamo sugiere que el brote de parvovirus podría estar relacionado con las medidas de restricción de movilidad durante la emergencia sanitaria por COVID-19, que hicieron que los niños no asistieran presencialmente a la escuela y al jardín de infantes, los principales sitios de contagio. Esto podría haber reducido la transmisión del parvovirus y generado una menor inmunidad poblacional.
“Uno de nuestros estudios en Argentina demuestra una baja frecuencia de inmunidad (IgG) en embarazadas durante los años 2021-2022”, destacó.
La infección por el parvovirus puede ser grave en algunos adultos, especialmente en aquellos con anemia o sistemas inmunitarios comprometidos. En mujeres embarazadas, puede causar problemas graves para el feto.
“En Córdoba hemos observado un aumento en los casos del parvovirus en niños. Este patógeno circula en función de la cantidad de personas susceptibles. Aunque afecta a los niños, uno de los riesgos es que llegue a embarazadas y se transmita de manera vertical”, agregó.
Los CDC destacaron en un comunicado que se ha registrado un aumento en la positividad de las pruebas para parvovirus B19 en especímenes clínicos y plasma agrupado. También se reportaron complicaciones asociadas al parvovirus B19 entre personas embarazadas y con anemia drepanocítica.
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