¿Cómo se desencadenaron los acontecimientos que produjeron la confrontación fratricida entre dominicanos, que con la segunda intervención militar estadounidense derivó en guerra de independencia?
El causal más visible y que ha dominado el relato, es que casi dos años después del derrocamiento del primer gobierno democrático electo tras la decapitación de la tiranía trujillista, un sector militar y civiles del Partido Revolucionario Dominicano se alzaron en armas para derrocar al Triunvirato y procurar el reestablecimiento del presidente Juan Bosch.
¿Siendo ese derrocamiento un hecho tan grave e impactante, por qué no generó una poblada inmediata, y por qué se produciría 20 meses después?
Porque al pueblo dominicano no le produjo tanta indignación lo acontecido hasta que las penurias económicas empezaron a hacer estragos, que es cuando muchos caen en cuenta de que se habían dejado persuadir como tontos útiles por la campaña de descrédito que la iglesia y sectores de la incipiente oligarquía dominicana habían llevado a cabo contra el gobierno de Bosch.
Antes de la revuelta de abril de 1965, la única reacción importante había sido el mea culpa inmolatorio de Manuel Aurelio Tavarez Justo, que creyendo propicia la coyuntura para emerger como el lider de la coyuntura, se hizo el principal doliente de un gobierno escogido en unas elecciones que había llamado a boicotear. Acción que concluyó con su fusilamiento y el de sus acompañantes en Las Manaclas, cordillera central.
El hecho registró una repercusión política inmediata: la renuncia del primer presidente del Trinvirato, el doctor Emilio de los Santos, y su sustitución por el empresario Donald Read Cabral, que pretendió subsanar la asfixia económica con un programa de austeridad, que lo que logró fue que la población sintiera más el peso del endeudamiento externo, de la corrupción y la falta de alimentos.
Vuelve la pelota a la cancha de dominio de los militares, que así como depusieron a Bosch, después de menguada la popularidad de su gobierno, así se deciden hacerlo contra el Trinvirato, pero habían entre ellos, por lo menos, dos agendas: 1- la del llamado Clan de San Cristóbal, que era deponer al Triunvirato para hacer regresar a Joaquín Balaguer; 2-La de los militares constitucionalistas para propiciar el regreso de Juan Bosch, grupo este que ni era tan visible, ni proyectaba amaneza, por lo que el Triunvirato se ocupó en desmantelar el que sentía peligro real, que era el primero.
Por fortuna, la agenda que terminó marcando el acontecimiento histórico más importante de la historia reciente del país fue la trazada por el grupo encabezado por el coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, lo que sin duda alguna vincula la revolución al reclamo contra el golpe de Estado a Juan Bosch.
No hubo éxitos inmediatos, pero en gran medida, si la República Dominicana hoy es la economía más vigorosa de la región y goza de una democracia estable, se debe a todo lo que ese acontecimiento marcó.
Juan Bosch no regresó al poder jamás pero al radicalizarse, producto de esos acontecimientos, atrajo consigo a muchos jóvenes que de no haber estado bajo su influencia se habrían sacrificado vanamente en las aventuras de la izquierda más radical.
Esos hechos sembraron la base para una transición democrática que impidió que República Dominicana emulara el modelo de lo ocurrido en Cuba, que en tiempos de las utopías se entendía progresista, pero hoy se observa como lo que es, un modelo dictorial que solo reproduce miseria.
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