REDACCIÓN.- El control por diversos medios de la saciedad es una línea clave en el abordaje clínico del sobrepeso y la obesidad. Hay varias maneras de actuar sobre este factor con diversos grados de invasividad, y algunas pueden ser tan sencillas como simplemente cuidar la composición y la elaboración de los alimentos que ingerimos más comúnmente.
Una harina que respeta la integridad del material
Este era el objetivo de un grupo de investigadores del King’s College de Londres, que ha desarrollado una harina capaz de generar saciedad más duradera, lo que podría traducirse en una alternativa más saludable a productos como el pan con la capacidad de reducir el riesgo de obesidad y diabetes.
Como detallan en la revista científica The American Journal of Clinical Nutrition, la harina está basada en legumbres (incluyendo guisantes, lentejas y judías), un tipo de alimento que ya era conocido por sus propiedades beneficiosas para mantener un peso saludable y reducir el riesgo de enfermedad cardíaca. Sin embargo, uno de los aspectos más novedosos es el método de fabricación, que respeta la integridad del material vegetal.
«A la vez que se nos recomienda aumentar nuestra ingesta de fibra, este estudio subraya la importancia de la forma física de la fibra, como unas paredes celulares intactas, a la hora de ralentizar la digestión del almidón, mejorando los niveles de glucosa en sangre y simulando las hormonas que nos hacen sentirnos llenos», subraya el bioquímico Peter Ellis, autor principal del estudio.
Reducciones importantes de la glucosa en sangre
Tras elaborar la harina y el pan, los investigadores lo probaron en 20 individuos sanos, a los que se les sirvieron muestras de pan blanco con un 0, un 30 y un 60% de harina de guisante, respectivamente. Para añadir sabor, se agregó mermelada sin azúcares añadidos.
De acuerdo con la información reportada por los propios participantes, el pan con harina de guisante tendía a hacer que los voluntarios se sintiesen más llenos. Los análisis de sangre sugerían que este efecto era el resultado de una mayor secreción de hormonas de la saciedad.
Por otra parte, este tipo de harina también lograba reducciones importantes de la glucosa en sangre; el pan que contenía hasta un 30% de harina de guisante lograba reducciones de hasta el 40%, con una caída similar en el caso del pan con un 60% de harina de guisante.
Un camino a una vida más larga
En base a estos resultados, los autores pretenden realizar futuras investigaciones sobre el efecto de esta harina en el control de la obesidad y de la diabetes de tipo II a mayor escala. La gran promesa, dicen, reside en el relativamente bajo cambio en los hábitos dietéticos que puede suponer la incorporación de este tipo de harina.
Y es que, afirman, siguiendo este ejemplo se podrían repensar alimentos básicos como el pan sin que esto representase un esfuerzo por parte del consumidor; al fin y al cabo, existe abundante evidencia que indica que los alimentos que requieren menos procesamiento representan el camino para una vida más larga y sana.
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