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Batalla Electoral 2024

Crítica y propuesta

Henry Molina.

La campaña electoral sigue su curso. Representantes de los dos principales bloques electorales y de otras filiaciones minoritarias hacen uso frecuente, casi regular, de los medios de comunicación presentando sus argumentos y discursos.

Lamentable es, sin embargo, que en el ejercicio de opinión y emisión de puntos de vista de parte de la mayoría de los que hasta ahora han ocupado los medios, prevalece una tendencia al denuesto y la descalificación del contrario antes que a la exposición de su oferta, a la diferenciación racional de los enfoques respecto de la acción de gobierno.

El electorado dominicano está acostumbrado a esto. A que el agravio sustituya al argumento y la razón. Y quienes lo han acostumbrado a ello son precisamente los actores políticos.

Y más sombrío para el panorama político dominicano es que ese comportamiento no era el que caracterizaba al liderazgo caudillista que guió nuestra vida política democrática desde el fin de la tiranía trujillista hasta la última década del siglo pasado.

Esto quiere decir que si bien el juego electoral competitivo como signo de la democracia se ha afianzado en la sociedad dominicana, la vida política se ha vaciado de contenido y se ha empobrecido.

Una política de la argumentación sustantiva de lo que se ofrece a la nación es una necesidad y un imperativo si queremos comenzar a entrar en el siglo XXI. Resistirse a la política del vilipendio, del agravio y la descalificación también lo es.

Los que hemos optado por el proyecto político sustentado por Danilo Medina tenemos los argumentos suficientes, las formulaciones programáticas y de política imprescindibles para hacer una política de la propuesta, que reconozca lo que hay que corregir, que promueva lo que se ha hecho y se hace bien y que proponga que innovemos en lo que haga falta.

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