Redacción externa.- El jitomate, también conocido como tomate, es una fruta que no solo es versátil y deliciosa, sino que además juega un papel crucial en la prevención de trastornos circulatorios y cardiovasculares. Esta fruta, ampliamente utilizada en cocinas de todo el mundo, ofrece numerosos beneficios para la salud, que destaca su capacidad para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de tomates es altamente recomendable como parte de una dieta saludable. “Ochenta gramos de tomate equivalen a una de las cinco porciones de frutas y verduras que se deben consumir diariamente”, afirma el organismo.
Los jitomates son una excelente fuente de vitamina C y E, potasio y fibra. Estas propiedades nutricionales contribuyen a mantener el bienestar general y son fundamentales para la salud del corazón. Ellos son ricos en licopeno, un antioxidante poderoso que se ha asociado con la disminución del riesgo de enfermedades cardíacas.
El licopeno es un componente que otorga al jitomate su característico color rojo y tiene propiedades antioxidantes. Estudios científicos han demostrado que puede reducir los niveles de colesterol LDL (conocido como colesterol “malo”) y mejorar la función de los vasos sanguíneos. Esto, a su vez, reduce la incidencia de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Los beneficios del tomate
El tomate es un alimento con numerosos beneficios para la salud, respaldado por investigaciones y expertos en nutrición. Este fruto es conocido por ser una fuente rica en antioxidantes, destacando el licopeno, el cual es efectivo contra los problemas causados por los radicales libres. Sumado a otros carotenos presentes, el tomate se convierte en un poderoso protector del organismo. Según el Instituto Interdisciplinario para la Innovación de la Universidad de Talca en Chile, estos beneficios se pueden obtener incluso de productos procesados con calor, como la salsa de tomate.
Además de esto, el tomate tiene un impacto positivo en la prevención de enfermedades cardiovasculares. La profesora de nutrición Gemma Chiva-Blanch, de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), señaló en un artículo publicado en The Conversation que el licopeno presente en el tomate previene la oxidación de lípidos séricos. Esto tiene un efecto protector contra las enfermedades del corazón, ya que el consumo regular de tomate puede disminuir los niveles de colesterol LDL y triglicéridos en la sangre.
El tomate también es una excelente fuente de vitaminas y minerales. Provee alrededor del 40% del requerimiento diario de vitamina C, que es un antioxidante natural efectivo contra los radicales libres relacionados con el cáncer. Además, contiene vitamina A, K y una cantidad considerable de potasio, además de hierro, como se advierte desde la Universidad de Talca.
La visión también se beneficia del consumo de tomate, gracias a la vitamina A, que ayuda a proteger contra enfermedades degenerativas y la ceguera nocturna. En cuanto al sistema digestivo, el tomate es útil para mantener su salud, ya que previene el estreñimiento y la diarrea, y además previene la ictericia y ayuda a eliminar eficazmente las toxinas del cuerpo.
El consumo diario de tomate también puede ayudar a controlar la presión arterial debido a su contenido de potasio y bajos niveles de sodio, lo que favorece la eliminación de toxinas y evita la retención de líquidos. En cuanto a la piel, el tomate contribuye a mantener los dientes, huesos, pelo y piel sanos. Sus propiedades antioxidantes protegen la piel contra los rayos UV y son utilizadas en productos naturales contra el envejecimiento.
Por último, el tomate puede prevenir infecciones del tracto urinario y reducir el riesgo de cáncer de vejiga.
¿Por qué el tomate ayuda a mejorar la vista?
Un reciente estudio de la Universidad de Harvard ha revelado que el consumo de tomate es fundamental para la protección y mejora de la visión. Esta fruta, rica en vitamina A, juega un papel esencial en el funcionamiento eficiente del ojo. Los beneficios del tomate se extienden a la prevención del desgaste ocular y la reducción del riesgo de infecciones oculares.
El análisis de la universidad resalta la importancia de dos compuestos específicos presentes en el tomate: la luteína y la zeaxantina. Estos antioxidantes protegen la mácula y el cristalino del ojo. Este último es responsable de enfocar la luz y las imágenes en la retina, que permiten una visión clara. Estas dos actúan como una barrera contra los daños causados por la luz ultravioleta y otros factores ambientales que pueden perjudicar la visión.
Además de la vitamina A, el tomate es una fuente rica en vitamina C, otro potente antioxidante. Estos componentes son cruciales para combatir enfermedades oculares relacionadas con la edad, como las cataratas y la ceguera nocturna. La vitamina C desempeña un papel clave en la fortificación del sistema inmunológico y en la reparación de tejidos, asegurando que los ojos se mantengan saludables y funcionales.
Un elemento adicional que aporta el tomate a la salud ocular es el licopeno, un pigmento rojo que también se encuentra en otras frutas y vegetales. El licopeno es conocido por sus propiedades antioxidantes y su capacidad para acumularse en los tejidos del ojo, que proporciona una protección adicional contra la degeneración macular y otras enfermedades degenerativas. Este antioxidante beneficia a los ojos y tiene un impacto positivo en la salud cardiovascular.
El licopeno encontrado en los tomates sirve como un escudo contra la degeneración de la mácula, una de las principales causas de pérdida de visión en personas mayores. Además, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, lo que resalta la importancia de incluir tomates en la dieta diaria.
En cuanto a la función del cristalino, este componente ocular es crucial para la correcta refracción de la luz hacia la retina. La luteína y la zeaxantina, presentes en el tomate, aseguran la integridad de esta estructura, previniendo problemas de enfoque y claridad visual. Estos antioxidantes tienen la capacidad de filtrar la luz azul dañina, protegiendo los tejidos sensibles del ojo.
¿Por qué el tomate ayuda a controlar la presión arterial?
Un estudio reciente realizado por el Centro Médico Soroka de Israel reveló que los suplementos de tomate administrados durante cuatro semanas mejoraron la condición de los pacientes con hipertensión. Según esta investigación, el licopeno, un componente presente en el tomate, desempeña un papel crucial en la prevención de enfermedades cardíacas y en la protección de la salud arterial.
Gemma Chiva-Blanch, profesora de Nutrición en la Universidad Abierta de Cataluña, también sostiene que el consumo regular de tomate podría estar vinculado a un menor índice de enfermedad coronaria. En un artículo publicado en The Conversation, Chiva-Blanch afirmó que los beneficios del tomate abarcan una amplia gama de mejoras en la salud cardiovascular. “El consumo regular de tomate reduce la presión arterial y previene enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares”, señala la experta en el articulo.
Por otro lado, un estudio publicado en la Revista Europea de Cardiología Preventiva en noviembre de 2023 apoya estos hallazgos. Concluye que el consumo diario de tomate puede reducir en un 36 % el riesgo de hipertensión.
La American Association of Retired Persons (AARP) también destacó en un artículo el papel del tomate en la mejora de la presión arterial y el mantenimiento de un flujo sanguíneo más fluido. Según la AARP, la ingesta regular de tomate funciona como un anticoagulante natural, que evita la formación de placas que pueden derivar en coágulos.
El licopeno, que actúa como un potente antioxidante, ayuda a bloquear la producción de la proteína angiotensina, lo que a su vez reduce la presión arterial. Esta sustancia también minimiza el riesgo de daño oxidativo en las células, lo que añade una capa adicional de protección cardiovascular.