Decenas de millones de personas fueron testigos hoy del eclipse solar.
Este momento que puede ser una experiencia memorable, para otros no lo es, ya que si miras directamente al sol durante este proceso, podría producirte graves daños en los ojos, hasta la pérdida irreparable de visión.
Este es el caso del eclipse registrado en el año 1991, donde 96 personas reportaron daños visuales según estudios, donde la luna tapa en algunos lugares por completo la luz del sol.
El principal peligro asociado a este fenómeno, según el experto, procede de la “toxicidad fotoquímica”, cuando ondas cortas y potentes de luz azul, violeta y ultravioleta -esta última invisible- desencadenan reacciones químicas que dañan los bastoncillos y conos de la retina, la membrana situada en la parte posterior del ojo que recibe las impresiones luminosas y las transmite al nervio óptico.
El resultado son visitas a los servicios de urgencias de personas que se quejan de visión borrosa, cambios en la percepción de los colores y manchas negras, a veces sin certeza de que vuelvan a la normalidad.
La mejor forma de observar un eclipse es utilizar gafas especiales con protección, que bloquean el 99,99% de la luz.
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